Hasta hace no mucho, el presidente brasileño Jair Bolsonaro tenía pocas razones para sonreírle al futuro. Para empezar, su mandato coincidió con la pandemia de covid-19, con todas sus consecuencias económicas. El pésimo manejo de la situación por su gobierno complicó todo.
Alejandro Armas/El Político
Para colmo de males, el político más popular de Brasil, el expresidente izquierdista Lula da Silva, salió de prisión y quedó sin impedimentos judiciales para optar nuevamente por la jefatura de Estado. En efecto, hace apenas unos meses las encuestas proyectaban que Lula aplastaría a Bolsonaro en las elecciones de este año.
Pero ahora, la suerte del Presidente actual parece estar mejorando, así como su probabilidad de ser reelecto. Veamos qué ha cambiado.
Un margen que se cierra
Al igual que en muchas otras naciones latinoamericanas, Brasil tiene una elección presidencial de dos vueltas. Como ocurrió en los últimos comicios, un balotaje es bastante probable en los que vienen. Dado que, apartando a Lula, ningún otro candidato tiene intención de voto suficiente como para competir con Bolsonaro, el foco está en una hipotética segunda vuelta entre estos dos.
Desde el año pasado e incluso a principios de 2022, prácticamente todas las encuestas vaticinaban que Bolsonaro sería derrotado por Lula, con una diferencia enorme de votos. Algunas ponían el margen en más de 20 puntos porcentuales. Incluso se llegó a considerar la posibilidad de que Lula gane en primera vuelta.
No obstante, las encuestas más recientes apuntan a que la brecha se está achicando. Una, de la Confederación Nacional de Transporte (CNT), estimó a finales de febrero 42,2% de intención de voto para Lula y 28% para Bolsonaro en primera vuelta. Ello representó una reducción del margen en la consulta anterior de CNT, de 17,2% a 14,2%.
Un sondeo más reciente (difundido la semana pasada), del Instituto Paraná Pesquisas, es aún más favorable al mandatario. Proyecta que en primera ronda 40,1% sufragaría por Lula, mientras que 32,7% lo haría por Bolsonaro. Sin embargo, este estudio prevé que Lula ganaría la segunda vuelta con 47,1% de los votos, frente al 38,5% de Bolsonaro. El resto de los consultados votaría en blanco o nulo, o está indeciso.
Menos presiones
Como en su momento fue reseñado por esta vía, probablemente lo que más afectó la popularidad de Bolsonaro fue su conducción de la salud pública a partir de la llegada del covid-19 a Brasil. El Presidente desde un principio se opuso a las medidas de cuarentena para mitigar el contagio. También puso en duda la efectividad de las vacunas contra el virus. Como resultado, Brasil se alzó al puesto número dos a nivel mundial en cuanto a número de infectados y de muertos.
Pero, de acuerdo con un análisis de Americas Quarterly, existe en Brasil ahora la sensación de que todo eso quedó en el pasado. Ello coincide con un descenso considerable en los contagios y decesos luego de los estragos de las variables "delta" y "ómicron". También con el fin de varias medidas de bioseguridad. En otras palabras, el regreso de la normalidad, aunque sea a medias, podría estar ayudando a Bolsonaro a última hora.
Además, la misma nota sostiene que si bien la economía brasileña mantiene un desempeño mediocre, con crecimiento exiguo e inflación relativamente alta, hay mejoras. El desempleo, por ejemplo, bajó a su punto más bajo desde 2016.
Y con estas inquietudes sanitarias y económicas aminoradas, el mensaje culturalmente conservador de Bolsonaro pudiera volver a tener resonancia. En efecto, la campaña de Bolsonaro ha redoblado sus cuestionamientos a las expresiones Lgtbiq y al aborto, los cuales asocia con la izquierda que Lula encarna.
Este tipo de asuntos tienen menor impacto en países en vías de desarrollo, como Brasil. Los problemas vinculados con la pobreza por lo general producen mayor movilización. Pero las elecciones serán en octubre, así que Bolsonaro tiene tiempo para buscar otras formas de seguir estrechando la brecha.