Problemas finanancieros que van desde una aguda falta de liquidez hasta el cierre de algunas filiales en el exterior marcan el psoible cierre o intervención del Banco Occidental de Descuento (BOD).
Mario A. Beroes R./El Político.-
La entidad financiera, propiedad del cuestionado banquero venezolano Víctor Vargas, está asfixiada por una grave falta de liquidez monetaria.
Ante desesperada la situación, la única solución que encontró, fue restringir la cantidad de dinero disponible para sus clientes.
Por orden de la misma presidencia, los usuarios apenas pueden retirar un máximo de 30 bolívares (6,5 dólares) de su cuenta cada 24 horas. El tope aplica también para transferir a cuentas o pagar en puntos electrónicos de otros bancos.
En el BOD "no pasa nada"
Nadie en el Banco habla del tema. La VP de Comunicaciones ni siquiera atiende las llamadas, correos electrónicos o mensajes solicitando hablar del tema; o por lo menos aclararlo.
Las publicaciones en redes sociales y la publicidad del banco siguen como si nada. No informan sobre las restricciones de sus operaciones y siguen promocionando sus puntos de venta y cuentas en dólares.
Los clientes padecen en su vida diaria la crisis. Denuncian que usan hasta tres tarjetas de cuentas distintas del banco para pagar cualquier objeto o compra personal.
Para muchos clientes, en el BOD se vive un «corralito», aunque esto no sea lo que realmente está ocurriendo puertas adentro de la institución financiera, originaria del estado Zulia y que nació siendo un banco hipotecario, cuya clientela era el mundo petrolero de ese estado y donde más clientes tiene.
Según su balance financiero hasta el 31 de diciembre de 2021, su patrimonio y sus pasivos ascienden a 556 millones de bolívares o 123 millones de dólares, es decir, 15 millones de bolívares o 3,3 millones de dólares más que en junio de ese año.
Fundado en 1957, cuenta con 300 oficinas, 700 cajeros automáticos y 50.000 puntos de venta en Venezuela, de acuerdo con información revelada en 2015.
Su presidente, Víctor Vargas, dijo entonces que el banco atendía a 4,6 millones de clientes y que procesaba hasta dos millones de transacciones en línea al día.
En la actualidad el BOD está sin liquidez. Recurre a las restricciones para poder “sufragar la crisis” en un contexto adverso.
El BOD limitó el horario para hacer pagos exprés mediante una aplicación de su banca en línea. Luego, no se podía transferir más de 100 bolívares (22 dólares) por día a cuentas de otros bancos. Semanas más tarde, el monto tope se redujo a 50 bolívares (11 dólares) y, finalmente, es de solo 30 (6,5 dólares).
En 2019 comenzó la crisis
El BOD aparentaba ser uno de los bancos más robustos de Venezuela. Hasta 2019 era el segundo en Venezuela en cuanto a estructura patrimonial y era la quinta organización con más activos. Todo eso cambió.
Inclusive adquirió la antigua sede del Banco Consolidado en la urbanización La Castellana, intervenido en la crisis financiera de los 90 y que fue propiedad de Álvarez Stelling.
El régimen de Nicolás Maduro lo intervino en septiembre de 2019. Lo hizo después de las acciones tomadas por las autoridades de Curazao, República Dominicana, Panamá y Antigua y Barbuda.
En esas naciones, se dictaron medidas administrativas contra todos los bancos propiedad de Víctor Vargas y del Grupo Financiero BOD.
Vargas tendría una orden de arresto en su contra en Panamá, debido a los movimientos financieros de su banco en ese país, Allbank.
La semana pasada, el gobierno de República Dominicana ordenó disolver Bancamérica, también propiedad de Vargas. Mientras, en Maracaibo, Venezuela, grupos de jubilados protestan denunciando el “robo” de millones de dólares en ahorros.
Afirman que se trata de “más de 2.000 personas” afectadas por haber depositado su dinero en los bancos del Grupo Financiero BOD en el Caribe, como en BOI Bank (Antigua), Banco del Orinoco NV (Curazao), All Bank (Panamá) y Bancamérica.
La semana pasada, su presidente Victor Vargas, apareció en una cadena nacional del dictador Nicolás Maduro, lo que causó estupor entre los clientes de la entidad de las tres letras.
Ya muchos comercios han colgado carteles indicando que no aceptan tarjetas de débito o no quieren tener relación con el BOD, por los enormes problemas que les acarrea poder cobrar y concretar cualquier operación financiera.