Hace unos días, el mundo festejó la Navidad, el nacimiento de Jesús y otra vez, como ocurre desde hace varios años, especialmente en la época navideña.
Beatriz de Rittigstein / El Político
La Autoridad Palestina con su presidente, Mahmoud Abbas, quien acaba de cumplir 17 años en el poder (de los 4 que le correspondían por elección popular), procura convencer al mundo de una gran mentira, al trastornar la identidad a Jesús y afirmar que era palestino.
La realidad es que Jesús nació en el seno de una familia judía. Se educó, vivió y fue enterrado como judío, al igual que sus apóstoles.
El 1° de enero se conmemora su circuncisión y la historia del cristianismo muestra que predicó como judío.
Los romanos lo crucificaron acusándolo de pretender liderar a los judíos. De allí la inscripción en la cruz: INRI, iniciales de la frase Iesus Nazarenus, Rex Iudaeorum que se traduce: “Jesús de Nazaret, rey de los judíos”.
Recordemos que la población judía fue masacrada, esclavizada y expulsada de Israel a una larga diáspora.
Roma contra el pueblo judío
En Roma se erigió el Arco de Tito, cuyos altorrelieves representan escenas de los triunfos imperiales en las guerras sobre Judea.
Así se ve la Menorah (el candelabro que hoy representa el escudo de Israel), como el símbolo palpable de los saqueos al Segundo Templo, su destrucción en el año 70 y la ruina de Jerusalén.
Un escrito del historiador romano Tácito, dice que Tito atacó Jerusalén con el fin de destruir el templo para debilitar al judaísmo y al incipiente cristianismo.
Más de 135 años después de la muerte de Jesús, el emperador romano Adriano, tras sofocar la revuelta de Bar Kojba, castigó a Judea, la provincia rebelde y le cambió el nombre por Palestina.
También, décadas más tarde de su asedio y destrucción, Adriano renombró a Jerusalén como Aelia Capitolina, reconstruyéndola en homenaje a Júpiter.
Deslegitimar al Estado de Israel
Esta apropiación sistemática de la historia tiene el propósito de deslegitimar al Estado de Israel y justificar los embates de grupos terroristas palestinos contra la ciudadanía israelí.
Además, con este grotesco plagio al judaísmo, la Autoridad Palestina entra en conflicto con el cristianismo y su memoria.
No obstante, por su bienestar, ya es tiempo que el pueblo palestino comience a construir su propio legado y deje de utilizar y manipular la historia del pueblo judío.