El plan de reconciliación (o Build Back Better Deal, por el eslogan del gobierno) ha sido un tema controversial para la administración del presidente Joe Biden.
El Político
Con múltiples detractores dentro de las filas demócratas y un Partido Republicano plantado de frente para evaluar, y reevaluar, cada una de las propuestas con una lupa, conseguir la aprobación como ley se vislumbra lejano con el pasar del tiempo.
Reconciliación …¿lejana por impuestos?
En primer lugar, la reconfiguración del cobro de impuestos es una tarea titánica que el gobierno debe asumir. Bajo el riesgo de quedarse de brazos cruzados cuando las grandes compañías descubran formas de evadir el pago de impuestos.
Sobre este particular, el presidente del Comité de Métodos y Procedimientos del Congreso, Richie Neal (D-Mass.) expresó que no cree que aumentar la carga fiscal a millonarios y empresas millonarias sea la forma más confiable de obtener financiamiento por parte del gobierno federal.
Además, este programa de impuestos produciría la ira de los contribuyentes afectados. Generando así una carga adicional al gobierno para enfrentar procedimientos judiciales en los tribunales del país.
La senadora Kyrsten Sinema (D-Ariz.) y el Senador Joe Manchin (D- W.Va.) están en sintonía con Neal. En cuanto a no apoyar este programa de impuestos.
Progresistas no ayudan a la reconciliación
En segundo lugar, el ala progresista del partido demócrata no está en apuros para aprobar el paquete de reconciliación.
El gobierno necesita que los progresistas aprueben de forma simplificada el paquete de reconciliación y sometan a votación rápida el proyecto de infraestructura. Algo que para el ala más de izquierda del los Demócratas no parece ser una prioridad.
Para la Representante Pramila Jayapal (D-Wash.) no hay apuros en votar de forma rápida el acuerdo de infraestructura. Ya que se necesita tener el programa de reconciliación completo para votarlo en conjunto, una cuestión que podría tomar hasta dos semanas más.
En la misma línea se encuentra el Representante Jared Huffman (D-Calif.). Quien expresó que los rumores de que el liderazgo se diluiría por no aprobar el paquete de reconciliación sonaban más a un mal cálculo político.
El dolor de cabeza de la reconciliación
En tercer lugar, la necesidad de sectores del Congreso de tener un proyecto completo y detallado para ser sometido a una votación exhaustiva que pueda ser lo más precisa posible.
Este inconveniente lo traen los progresistas del Partido Demócrata a la mesa y es el más grande dolor de cabeza del gobierno. Un proyecto de ley completo tardaría mucho y haría que los demócratas puedan perder una oportunidad valiosa en política exterior para la administración de Joe Biden.
De modo que Joe Biden se encuentra en una encrucijada en la que pocos quisieran estar:
- Necesita de la ayuda de su partido para garantizar la ejecución de, al menos, el plan de infraestructura para llevarlo como as en la COP 26;
- Un sector de su partido está fungiendo como una oposición indirecta al querer votar por un proyecto terminado, sin considerar el timing, que en política es fundamental;
- El tiempo de aprobar las leyes, de dirigirse al mundo y de restituir el liderazgo de los Estados Unidos en el mundo convergen en un período de no más de 72 horas.
Para el presidente, la gloria y el olvido están exactamente a la misma distancia. Depende de sus habilidades como negociador interno el que la gloria llegue antes.