Afganistán, a lo largo de la historia, ha sido un territorio apetecido por los imperios. Pero de acuerdo a los registro desde Alejandro Magno nadie ha logrado gobernarla con éxito.
El Político
La salida de Estados Unidos de Afganistán llenan las páginas de la prensa internacional ante la abrupta forma como los talibanes han ocupado de nuevo las principales capitales provinciales del país asiático.
EEUU es la nueva potencia que sale de un territorio que ha sido ocupado por grandes ejércitos sin que logren dominarlo.
Este país tiene la suerte o la desgracia de encontrarse en el principal cruce de caminos de Asia. Aquí está la puerta de la India, el Paso de Khyber, por donde entraron en el llamado Subcontinente Índico, un mundo aparte dentro de Asia, los conquistadores arios, griegos y mongoles.
Ubicada en el corazón de la Ruta de la Seda, era inevitable que se convirtiera en el escenario de continuos choques de civilizaciones. En ella han convergido las rutas comerciales provenientes de toda Asia y han circulado durante miles de años las valiosas mercancías de China, India, Persia, Mesopotamia, Asia Central y el Mediterráneo.
Por lo que muchos han intentado conquistar el territorio que ahora se conoce como Afganistán.
La historia demuestra que conquistar a Afganistán es una tarea relativamente fácil. Los quebraderos de cabeza comienzan cuando tratan de gobernarlo.
Existe la idea equivocada de que Afganistán es un país que no puede ser conquistado y que toda potencia extranjera que lo ha intentado ha tenido problemas: la primera acepción es falsa, solo la segunda es verdadera.
Afganistán conquistada…no gobernada
El territorio fue incorporado a importantes imperios, entre ellos el Imperio aqueménida, el Imperio Macedónico, el Imperio Maurya y el Imperio Árabe.
Desde que existe constancia histórica, ha formado parte de al menos dos docenas de grandes imperios. Y visto pasar una interminable lista de conquistadores y gobernantes. Veamos algunos de las más famosos.
Alejandro Magno
Según los historiadores es el último emperador que logró gobernar la actual Afganistán y el único conquistador que dejó un buen recuerdo. Alejandro Magno logró que se helenizara intensamente, adoptando los dioses del Olimpo griego. Tras la muerte de Alejandro sufrió una sucesión de invasiones.
Algunos de los que seguirían los pasos de Alejandro iban a provocar una increíble carnicería y sembrar la devastación a lo largo de Afganistán.
Gengis Khan
Es el anti-Alejandro en la memoria histórica. Encontró que Afganistán era un vergel. Ante el temor de que sus jinetes nómadas quisieran quedarse en ese lugar paradisiaco, Gengis decidió destrozar todo el complejísimo sistema de regadíos que se había construido a lo largo de milenios. Y convirtió a Afganistán en el país árido que conocemos.
El Gran Juego
Tuvo lugar a lo largo del siglo XIX entre británicos y rusos. Pero si uno mira doscientos años más atrás se encontrará con una situación similar, en este caso entre mogoles y persas.
Cuando los grandes imperios ruso y británico del siglo XIX convergieron en las fronteras afganas, la intervención armada se hizo inevitable.
El gran juego fue una partida en la que jamás se enfrentaron los ejércitos ruso e inglés, sino que la libraron exploradores, aventureros, diplomáticos y espías, una auténtica Guerra fría que duró más de cien años.
Las tres invasiones británicas a Afganistán
En el siglo XIX el Imperio británico, cuando era la indiscutible primera potencia del mundo, quiso apoderarse de Afganistán infructuosamente. Lo conquistó tres veces, pero fue incapaz de dominarlo.
En 1839 los ingleses intervinieron porque querían controlar la "Puerta de la India”. Su potente ejército llegó a Kabul dejó una fuerza de ocupación de 5.000 soldados y 12.000 civiles. De los 17 mil solamente un cirujano logró regresar vivo al territorio británico.
En 1878 Inglaterra volvió a invadir Afganistán con un ejército de 50.000 hombres, que fácilmente llegaron hasta Kabul, depusieron al soberano y nombraron otro a su gusto. Dejaron un “Residente”, una especie de embajador para que supervisara al gobierno afgano, con una pequeña guarnición. Todos ellos fueron masacrados pocos meses después. Hubo una nueva invasión, y los ingleses cambiaron de nuevo al emir, retirándose en cuanto pudieron.
La Tercera Guerra anglo-afgana tuvo lugar durante unos meses de 1919. Los ingleses habían aprendido las lecciones anteriores, de modo que entraron con una fuerza formidable (por primera vez la aviación bombardeó Afganistán) propinaron un correctivo al emir, y se retiraron.
Y llegaron los rusos
El miedo británico a una invasión rusa de Afganistán acabó confirmándose…¡un siglo más tarde! Con la invasión soviética de 1979. Un conflicto de una década que, como otros intentos de sojuzgar Afganistán, acabó en una ignominiosa retirada y casi 70 mil bajas entre muertos y heridos.
Ahora tocó el turno a Estados Unidos y su asombrosa maquinaria militar, alguna vez considerada prácticamente imparable.
Fuentes: Al Navío/ Voz Populi / ABC / Desperta Ferro