Abrir un nuevo negocio en medio durante una recesión requiere valentía y fe.
El año pasado cerca de 100.000 tiendas cerraron en Brasil a medida que se acentuaba la crisis económica del país.
Y no hay signos claros de que la recesión terminará en el futuro próximo. La economía sigue disminuyendo rápidamente y el desempleo aumenta.
Sin embargo, Flavio Rocha, gerente de Riachuelo, uno de los mayores distribuidores de moda del país, recobró la confianza en el futuro de la economía de Brasil.
La principal razón, según él, es la destitución de la expresidenta Dilma Rousseff.
"No es sólo un cambio de gobierno. Es el inicio de una nueva era, de un nuevo proyecto para Brasil", dice, mientras su compañía se prepara para iniciar la expansión de su red de tiendas el próximo año.
Rocha cree que la recesión de Brasil tiene forma de V – una caída pronunciada que está punto de dar paso a una fuerte recuperación.
"Hasta ahora, el Estado era el protagonista del crecimiento de Brasil. Ahora son los inversores privados los que van a liderar el cambio. El sector privado es mucho más rápido en reaccionar a los cambios."
A la deriva
Rocha no es el único en creer esto.
Unas semanas antes de que el juicio de "impeachment" contra Rousseff, una encuesta de más de 3.000 líderes industriales sugería que, por primera vez desde marzo de 2014, la mayoría de las empresas tenía una visión optimista sobre las perspectivas de la economía brasileña.
Los mercados han mostrado una reacción similar.
Desde febrero, cuando empezó a volverse más probable un juicio político de Rousseff a medida que sus aliados políticos la abandonaban, la moneda brasileña aumentó un 24% en valor y los mercados se dispararon en un 37%.
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Paulo Skaf, el líder de la poderosa asociación de la industria brasileña Fiesp, reconoce que todavía nada ha cambiado de manera fundamental en la economía, pero dice que un retorno de la confianza de los inversionistas es a menudo el primer signo de recuperación económica.
Desde el comienzo del año, la Fiesp – que representa a 130.000 empresas -llevó a cabo abiertamente una campaña en defensa del "impeachment".
Skaf es miembro del PMDB, el partido de Michel Temer, quien llegó al poder como resultado de la destitución de Rousseff.
"Nadie tiene duda alguna sobre el potencial de la economía brasileña. Lo que estaba en duda era la capacidad del gobierno. La presidenta Rousseff había perdido el control de la economía y la política, y Brasil se sentía como un barco a la deriva", dice Skaf.
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