Las recomendaciones de salud y el distanciamiento social por el coronavirus están a punto de impactar en una de las tradiciones más relevantes de la política estadounidense: la la toma de posesión del nuevo presidente en la casa Blanca.
El Político
Y no solo eso, la mudanza del presidente electo, Joe Biden, y su familia a la Casa Blanca promete ser un ritual especialmente complicado debido a la pandemia y los contagios de varios empleados de la Administración del aún presidente, Donald Trump, incluído el propio mandatario y su esposa.
Biden tomará posesión en el Capitolio de Washington DC. el 20 de enero, reportó Telemundo.
Y como es habitual, ese día se pondrá en marcha el tradicional ritual para recibir a la nueva familia en la residencia presidencial.
Mudanza preparada en Casa Blanca
En solo seis horas se retiran las pertenencias de la familia saliente, se limpian las alfombras, se reorganizan los muebles; se cuelgan obras de arte y la mansión ejecutiva se transforma para sus nuevos residentes.
Pero el personal encargado de ello lo hará en circunstancias extraordinarias por los recientes contagios en la mansión presidencial.
Cuando un empleado de una escuela, empresa, biblioteca u otro edificio público da positivo al coronavirus a menudo se ejecuta una limpieza profunda del edificio; un proceso para el que se contratan empresas altamente especializados para erradicar el virus con desinfectantes.
Preocupación de la Administración de Servicios Generales
Pero ni la Casa Blanca ni la Administración de Servicios Generales (GSA, por su sigla en inglés), la agencia gubernamental que administra las instalaciones federales; han indicado qué precauciones se tomarán para asegurarse de que la mansión presidencial esté desinfectada de COVID-19 antes de que lleguen los Biden.
"Por motivos de seguridad, la GSA no puede comentar sobre los servicios prestados", declaró un portavoz de la agencia.
El día de la mudanza en la Casa Blanca es un baile frenético pero cuidadosamente coreografiado que comienza mientras la mayor parte de la nación todavía está en la cama.
95 trabajadores en la Casa Blanca
Un equipo de unos 95 trabajadores que incluye pintores, electricistas, plomeros, ingenieros y amas de llaves, se pone en marcha a las 4 de la madrugada. Algunos incluso se quedan a dormir en el misma Casa Blanca la noche anterior para comenzar a trabajar temprano.
Alrededor de las 9.30 de la mañana, el nuevo mandatario y su cónyuge llegan a la Casa Blanca para tomar un café con el presidente saliente y la primera dama; una hora después, los dos líderes suben a una limusina en el Pórtico Norte de la Casa Blanca y viajan juntos por Pennsylvania Avenue hasta el Capitolio para la ceremonia de juramento.
Los equipos de mudanzas de la Casa Blanca se ponen a funcionar de manera frenética en ese momento.
Gary Walters, quien supervisó varios movimientos durante sus 21 años como ujier de la Casa Blanca, lo describe como "caos organizado".
Servicio Secreto participa
Los camiones de mudanzas son escoltados por el Servicio Secreto y se detienen en la entrada de la Sala de Recepción Diplomática junto al Pórtico Sur.
Por razones de seguridad, el personal de la Casa Blanca es responsable de mover artículos dentro y fuera de la mansión; un equipo saca las posesiones de la familia saliente y otro se ocupa de las propiedades de los nuevos inquilinos.
"El objetivo es que cuando entre la nueva primera familia, la Casa Blanca se sienta como en su hogar, con su ropa en el armario, sus fotos expuestas, sus comidas favoritas listas para ellos", explicó Anita McBride, quien fue jefa de gabinete de la exprimera dama Laura Bush.
Acto de juramentación en la Casa Blanca
¿Y el acto de juramentación? La plataforma frente al Capitolio se está armando como siempre, pero probablemente no estará tan llena como en otras ocasiones.
Si bien aún quedan muchos detalles por resolver, la juramentación de este 20 de enero seguramente será más moderada que otras: sin el gigantesco desfile por la avenida Pennsylvania ni el tradicional almuerzo para legisladores.
“Creo que vamos a ver algo más parecido a lo que fue la convención que una típica juramentación”, auguró el viernes Biden, refiriéndose al evento totalmente virtual que marcó su nominación el verano pasado.