Hay dos Venezuelas, una de bodegones y otra de miseria. En los bodegones los anaqueles están repletos de productos caros que la selecta clientela paga sin chistar. En la calle hay gente famélica que no tiene para comer y hasta hurga en la basura en busca de alimento. A eso ha llevado el régimen de Nicolás Maduro al país suramericano.
El Político
"Caracas se debate entre miles de personas luchando por no morir de hambre, deambulando entre los hospitales para ser atendidos y otros tratando de conseguir gas doméstico o una razón para no rendirse. Son dos Venezuelas, con la más brutal brecha social conocida desde hace muchas décadas" , dice Sebastiana Barráez en Infobae.
Detalla que hoy el país está brutalmente afectado no solo por el covid-19, sino por varias ciudades impactadas por las lluvias, que han dejado cientos de damnificados.
En este escenario, el presidente de la Asamblea Nacional y presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, denuncia que el régimen de Maduro ha destruido la calidad de vida de la población. El bolívar no vale nada, no hay gasolina, las cosechas se pierden en los campos, los hospitales carecen de insumos en plena pandemia de coronavirus y el hambre azota a la mayor parte de la población.
La oposición denuncia que hay cientos de miles de venezolanos que apenas pueden comer una vez al día. De hecho, esa única comida diaria puede ser solo arroz, arepa o pasta sin ninguna proteína.
El déficit proteico no solo afecta a los adultos, sino también a los niños. La doctora Susana Raffalli, especialista en temas de la infancia, denuncia constantemente que hay una generación perdida. Los niños que están creciendo en Venezuela tienen desnutrición y eso les impide un desarrollo normal. Por ende, tendrán dificultades para insertarse en la educación y en el mundo laboral. Sus cuerpos y mentes no se desarrollan debidamente por falta de nutrientes.
Dos Venezuelas, una tiene bodegones caros y repletos
Al margen de la pobreza general, hay un grupo de poderosos con dinero. Han hecho fortuna de la mano del régimen de Maduro. Estas personas, a quienes en Venezuela llaman "enchufados", son la mayoría de propietarios de los bodegones que proliferan en la nación suramericana.
En dichos establecimientos se consiguen delicatesses importadas a precio de oro y todo en dólares. Sus clientes también suelen ser personas vinculadas al régimen, los únicos que tienen suficiente dinero para llenar las despensas de sus hogares.
Algunos bodegones pertenecen a personas de bien, y no todos los clientes son "enchufados", pero constituyen una franca minoría.
En febrero ya hablábamos de dos Venezuelas
"En las zonas más pobres, ubicadas en las afueras de la ciudad de Caracas, los residentes continúan luchando contra la escasez de agua y la desnutrición. Y más allá, en la zona rural, Venezuela colapsa y los venezolanos no tienen acceso a los servicios más básicos, como la electricidad y la presencia de los cuerpos policiales", publicábamos en El Político en febrero de 2020.
En esos meses decíamos que los vecindarios más ricos de la capital han experimentado un sorprendente auge económico. Los centros comerciales, que hace seis meses lucían abandonados, ahora están llenos de gente, y las camionetas importadas recorren las calles. Restaurantes y bares nuevos están apareciendo cada semana en las zonas más prósperas de la ciudad, con sus mesas llenas de empresarios extranjeros, caraqueños a la moda y personas vinculadas al gobierno".