Este 18 de octubre se cumple un año de las protestas más violentas vividas en el Chile democrático. El estallido social acabó con la imagen del país ejemplo latinoamericano en cuanto a bonanza económica y organización social. ¿Hay lecciones aprendidas, a 12 meses de los hechos que mostraron la profunda polarización de la sociedad chilena? El gobierno dice que entendió el mensaje de quienes están inconformes y que hizo los ajustes. La oposición señala que las reformas estructurales recompondrán a Chile.
El Político
El Chile del 18 de octubre de 2020 es distinto al del año pasado para la misma fecha. El gobierno de Sebastián Piñera ha resistido los embates, pero su imagen se debilitó. El oficialismo hace énfasis en la necesidad de mantener a la nación unida y fortalecer las instituciones. Temen que un viraje radical termine por agravar las diferencias. Les preocupa que la polarización se salga de control, hasta el punto en que sean irreconciliables las diferencias entre chilenos.
El descontento y la ira expresados durante el estallido social de 2019 fueron capitalizados inicialmente por las organizaciones de izquierda. Pero, un año más tarde, los dividendos políticos de ese sacudón no se materializan para ningún partido en particular.
La izquierda parece una colcha de retazos y no hay unión entre los opositores. Las organizaciones de centro esperan ser el puente que una a los dos extremos polarizados del país. Sin embargo, todos parecen ser planes políticos de mediano y largo plazo. Nada concreto se avizora para el futuro inmediato en materia de alianzas con fines electorales, de cara a los comicios de 2021.
En este escenario está prevista la realización del plebiscito constitucional que representa la refundación de Chile si gana el SI y se cambia la Carta Magna por una totalmente nueva. De ganar el NO, los cambios serían menos vertiginosos, pero tendrán que producirse porque la sociedad exige derechos impostergables. Entre ellos destaca el derecho a la salud, para que todos puedan acceder a ella y no sea privilegio de quienes pueden pagar servicios privados.
Un análisis realizado por La Tercera, da cuenta de la serie de reuniones de análisis realizadas al interior de Chile Vamos. También hubo encuentros entre la coalición y el gobierno a partir del estallido social y varios meses después. El debate se centró en cuál rumbo tomar y se tradujo "en iniciativas de ley para responder a las demandas sociales, pero en la centroderecha agregan que fue en esas instancias en las que se reflejó la disparidad de visiones que existen en el bloque, uno de los principales efectos políticos que tuvo el 18-O en el sector".
Una lección aprendida con el estallido social se relaciona con el crecimiento económico. Mientras las cifras económicas positivas siempre fueron motivo de orgullo y eje central del discurso de la derecha y la centroderecha, gran parte de la población no percibe ese elemento como algo fundamental.