Mafalda marcó la vida de varias generaciones en Argentina y el mundo entero. El fallecimiento de su creador, Quino, este miércoles, puso de nuevo en la palestra a la niñita contestataria de los años 60 y 70.
El Político
Cuando en una familia hay un niñito preguntón, que no acepta órdenes y que cuestiona la autoridad, aún se escucha decir: "este se cree Mafalda". De ese tamaño es el impacto del querido personaje con el que Quino trascendió a la Argentina y se volvió universal.
Era fácil para cualquier niño identificarse con Mafalda. Ella odiaba la sopa, le encantaba jugar, tenía buenos amigos y hacía preguntas impertinentes. Sobre todo, era una chica bien informada y no aceptaba respuestas por salir del paso.
La genialidad de Quino con este personaje fue lograr que también los adultos se hicieran eco de lo que Mafalda planteaba. Ella cuestionaba la autoridad de sus padres, sin ser irrespetuosa. Tenía una lógica inigualable.
Mafalda se hizo querer, porque deseaba un mundo más justo, buenas condiciones de trabajo para todas las personas y el cese de las guerras, entre otros aspectos.
Su mensaje caló mucho más allá de su corta vida. Mafalda fue creada en 1964 y Quino la dejó de hacer en 1973. Sin embargo, hoy en día todavía es referencia.
El medio aleman DW se pregunta qué diría hoy Mafalda, al ver la milicia terrorista del Estado Islámico, o las guerras que nunca acaban. "Probablemente diagnosticaría que todavía no se ha encontrado una terapia efectiva para las enfermedades de este planeta".