Con la llegada del coronavirus a EEUU los estadounidenses empezaron a hacer largas colas a las puertas de las armerías comprando al menos 1,9 millones en marzo, el segundo mayor pico de la historia después de enero de 2013, con un récord de ventas de 2 millones.
El Político
Medios estadounidenses han reportado en las últimas semanas que las ventas se han doblado respecto al mes anterior en la mayoría de estados o incluso triplicándose en sitios como Michigan, que sufre un importante brote de COVID-19.
El The New York Times comparó la compra de armas por parte de los estadounidenses con la acumulación de papel higiénico o conservas enlatadas y afirmó que "se están preparando para un futuro incierto", "temerosos de que la pandemia pueda provocar disturbios".
Los picos anteriores de compras ocurrieron en momentos en los que los estadounidenses veían amenazado su derechos a obtener armas, sobre todo por los esfuerzos del expresidente Barack Obama (2009-2017) de restringir su venta.
El récord de enero de 2013 ocurrió después de que un Obama recién reelegido anunciase medidas de control de armas en respuesta al tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook de Connecticut, que dejó 26 muertos.
Las cifras son un estimado calculado a través de los controles de antecedentes que el FBI realiza a los compradores, aunque hay estados y ferias que no requieren ese trámite, por lo que el número es mayor.
Sobre la coyuntura actual por la pandemia, el profesor de Derecho de la Universidad Estatal de Georgia, Timothy Lytton, dijo al The New York Times que la gente "pueden tener ansiedad por protegerse si los organismos del Estado comienzan a erosionarse".
"La gente está nerviosa de que haya un cierto desorden civil que podría surgir si un gran número de personas enferman y un gran número de instituciones dejan de funcionar con normalidad", afirmó.
En todo Estados Unidos se ha incrementado la venta de armas más de un 58% durante la última semana. Hablamos de pistolas y fusiles de asalto tipo AR-15. Una máquina de guerra.
La extensión de la pandemia en el país ha despertado el miedo ante un periodo de desobediencia civil y caos. «Estamos ante territorio desconocido, el mensaje de los dirigentes es ambiguo y no sabemos qué nos espera», confiesa Matt Deter, dueño de otra tienda de armas, «Gun Gallery».
Los distribuidores se han quedado ya sin munición para armas de 9 mm, 2 mm y 5,56 mm. En «Martín B. Rettig Gun Shop», uno de los mayores establecimientos de este tipo de California, situado en Culver City, la fila se extendía por la acera fuera del establecimiento, donde un camión de comida rápida también hacía su agosto sirviendo tentempiés a los pacientes compradores.
El miedo a las consecuencias del coronavirus se ha convertido en un negocio inesperado para los distribuidores y vendedores de armas. Ray, un médico de 36 años, asegura a este diario que había acudido a comprar su primera pistola. «Quiero comprar una que llaman Glock. Tengo una casa y una familia que necesitarán protección si las cosas empeoran. Hay temor a que los servicios civiles se derrumben».
Fuente: Lainformacion