Johnson avisó de que no aceptará ningún tratado que obligue a Londres a un alineamiento estricto con las normas comunitarias (en estándares de calidad, materia laboral o medioambiental) o a un sometimiento a los tribunales de la UE.
El Político
El primer ministro británico, Boris Johnson, esbozó este lunes su estrategia en la negociación para establecer la futura relación del Reino Unido con la UE.
Su advertencia aboca a un pacto de mínimos, ya que Bruselas pide un compromiso que asegure la competencia en pie de igualdad para dar un amplio acceso al mercado común.
Johnson esperó tres días a que se asentara la idea de que el Brexit ya es una realidad para explicar con claridad su estrategia para las duras negociaciones entre Londres y Bruselas durante los próximos 11 meses. Y no dejó margen para la duda.
No cumplirá normas comunes a la UE
No aceptará ningún tratado que obligue al Reino Unido a un alineamiento estricto con las normas comunitarias —en estándares de calidad, materia laboral o medioambiental— o a un sometimiento a los tribunales de la UE. “Se nos ha dicho durante mucho tiempo que debemos escoger entre un acceso completo al mercado interior de la UE a cambio de aceptar sus normas o sus tribunales [lo que se ha llamado el modelo noruego] o un acuerdo comercial que abra mercados y evite toda la panoplia reglamentaria de la UE como el existente con Canadá [CETA, en sus siglas en inglés].
Propia acuerdo global con Canadá
"Ya hemos tomado la decisión. Queremos un acuerdo global como el de Canadá. Y en el improbable caso de que no lo logremos, el acuerdo se basará en el acuerdo de retirada que ya hemos firmado con Bruselas”, dijo Johnson. La elección final, insistió, será entre una relación similar a la que disfruta Canadá con la UE o la que tiene Australia —el continente austral negocia un nuevo tratado comercial con los Veintisiete, pero su alcance es inferior al canadiense—.
El anuncio de Johnson supone el primer choque con Bruselas sobre el diseño de la relación futura, una negociación para la que la Comisión Europea aprobó este lunes su proyecto de directrices, que aspira a un estrecho acuerdo de asociación que convertiría al Reino Unido en un aliado excepcional en materia comercial, cooperación judicial, seguridad, defensa y apoyo de un orden multilateral.
La UE busca un acuerdo libre
Debemos negociar la mejor relación posible”, subrayó el negociador jefe europeo, Michel Barnier, que se declaró listo para ofrecer un “ambicioso acuerdo de libre comercio sin aranceles ni cuotas para todos los bienes” que entren en el mercado común y otro “para todo tipo de servicios”.
Barnier subrayó que la oferta está sujeta a dos condiciones: un pacto que garantice que no habrá competencia desleal desde el otro lado del Canal de la Mancha, y un acuerdo sobre el acceso de las flotas europeas a aguas británicas. Y habrá una línea roja: la colaboración se suspenderá “de manera automática” si Londres abandona el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o aprueba una ley que deje sin efecto los fallos de esa corte, como defiende el ala más eurófoba en el Reino Unido.
Más allá de la buena fe
Johnson, sin embargo, apuesta por un mero acuerdo comercial, la opción menos ambiciosa de las ofrecidas por la UE. Para anunciar su estrategia, convocó a empresarios y representantes diplomáticos en el Hall del Hospital del Antiguo Colegio Real Naval de Greenwich, en el sur de Londres, y ante la que se conoce como la Capilla Sixtina británica, una alegoría del poderío naval, comercial y político del Reino Unido, y se presentó como el defensor de la globalización.
No a la competencia desleal
Además,aseguró que no se necesita ningún tipo de tratado para que Bruselas pueda estar seguro de que el Reino Unido no será un competidor desleal. “No nos vamos de la UE para destruir sus estándares regulatorios”, afirmó. “No pretendemos llevar a cabo ningún tipo de dumping comercial, social o en materia medioambiental. No es siquiera necesario que escuchen lo que yo digo. Simplemente, deben mirar lo que hace el Reino Unido”.
Polémica en los mecanismos de control
Aunque el dirigente británico pretende convertir así las negociaciones en una cuestión de buena fe, los mecanismos para verificar una competencia en igualdad de condiciones entre las partes se perfilan como uno de los principales obstáculos. La Comisión desea también que el Tribunal de Justicia europeo tenga la última palabra en los conflictos sobre el derecho comunitario que surjan, y no un panel de arbitraje independiente de ambas partes.
Son muchos los críticos del primer ministro que deducen de sus palabras el desenlace del que advirtieron a finales de 2019, cuando Johnson se esforzaba por sacar adelante en el Parlamento el acuerdo de retirada y prometía que evitaría una salida desordenada. Cuando finalice el periodo de transición, el 31 de diciembre, si Londres y Bruselas no son capaces de cerrar un nuevo acuerdo comercial, la salida será, a todos los efectos, el Brexit duro que los euroescépticos quisieron desde un principio. Las palabras del primer ministro parecen confirmar los peores presagios.
sep Borrell, alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, y de Michel Barnier, Jefe del grupo de trabajo para las relaciones con el Reino Unido expresan su opinión:
El pasado 31 de enero de 2020, el Reino Unido salió de la Unión Europea. Perdimos un miembro de nuestra familia. Fue un momento triste para nosotros, para los ciudadanos europeos – y también para muchos ciudadanos británicos.
No obstante, siempre hemos respetado la decisión soberana del 52% del electorado británico, y ahora esperamos iniciar un nuevo capítulo en nuestras relaciones.
Dejando las emociones de lado, el 1 de febrero resultó ser un día histórico, pero también poco dramático. Esto se debe en gran parte al Acuerdo de Retirada que negociamos con el Reino Unido, que nos permitió asegurar un ‘Brexit ordenado’. Un acuerdo que – al menos por ahora – minimiza el impacto para nuestros ciudadanos, empresas, administraciones públicas – así como para nuestros socios internacionales.
En virtud de este acuerdo, la UE y el Reino Unido acordaron un período de transición, al menos hasta finales de 2020, durante el cual el Reino Unido continuará participando en la Unión Aduanera y el Mercado Único de la UE, y se aplicará la legislación de la UE, aunque ya no sea un Estado miembro. Durante este período, el Reino Unido también seguirá cumpliendo los acuerdos internacionales de la UE, tal como hemos aclarado mediante una nota verbal a nuestros socios internacionales.
Así pues, con el período de transición en vigor, hay un cierto grado de continuidad. Esto no fue fácil dada la magnitud de la tarea. Al salir de la Unión, el Reino Unido abandona de manera automática, mecánica y legal cientos de acuerdos internacionales celebrados por la Unión o en su nombre, en beneficio de sus Estados miembros, sobre temas tan diferentes como el comercio, la aviación, la pesca o la cooperación nuclear civil.
Ahora tenemos que construir una nueva asociación entre la UE y el Reino Unido. Ese trabajo comenzará en unas semanas, tan pronto como los 27 hayan aprobado el mandato de negociación propuesto por la Comisión Europea, en el que se establecen nuestros términos y ambiciones para lograr la asociación más estrecha posible con un país que seguirá siendo nuestro aliado, nuestro socio y nuestro amigo.
La UE y el Reino Unido están unidos por la historia, geografía, cultura, valores y principios compartidos y una firme creencia en el multilateralismo basado en reglas. Nuestra futura asociación reflejará estos vínculos y principios comunes. Queremos ir más allá del comercio y seguir trabajando juntos en materia de seguridad y defensa, ámbitos en los que el Reino Unido tiene experiencia y activos que se aprovechan al máximo como parte de un esfuerzo común. En un mundo de grandes desafíos y cambios, de agitación y transición, debemos consultarnos mutuamente y cooperar, tanto a nivel bilateral como en los principales foros regionales y globales como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, la OTAN o el G20.
Tal vez sea un cliché pero la verdad es que los desafíos globales actuales – desde el cambio climático hasta los delitos cibernéticos, el terrorismo o la desigualdad – requieren respuestas colectivas. Cuanto más pueda el Reino Unido aunar esfuerzos con la UE, y con socios alrededor del mundo, mayores serán nuestras posibilidades de hacer frente a estos desafíos de manera eficaz.
En el centro del proyecto de la UE está la idea de que juntos somos más fuertes; que sumar nuestros recursos e iniciativas es la mejor manera de lograr objetivos comunes. El Brexit no cambia esto, y seguiremos llevando adelante este proyecto siendo 27.
Juntos, los 27 Estados miembros seguimos formando un mercado único de 450 millones de ciudadanos y más de 20 millones de empresas.
Juntos seguimos siendo el bloque comercial más grande del mundo.
Juntos, los 27, seguimos siendo el mayor donante de ayuda al desarrollo del mundo.
Nuestros socios pueden estar seguros de que nos mantendremos fieles a una agenda ambiciosa y orientada hacia el exterior – ya sea en materia de comercio e inversión, de acción climática y digital, de conectividad, de seguridad y lucha contra el terrorismo, de derechos humanos y democracia, o de defensa y política exterior.
Seguiremos cumpliendo nuestros compromisos. Seguiremos cumpliendo los acuerdos que nos vinculan con nuestros socios internacionales; en particular, con la Argentina, vamos a seguir trabajando para poder aplicar en un futuro próximo el acuerdo entre la UE y el Mercosur. Y seguiremos desarrollando marcos de cooperación multilateral en todo el mundo.
La Unión Europea seguirá siendo un socio de fiar. Un firme defensor del multilateralismo basado en reglas que trabajará con sus socios para hacer del mundo un lugar más seguro y justo.
Josep Borrell, alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, y de Michel Barnier, Jefe del grupo de trabajo para las relaciones con el Reino Unido.
La bandera del Reino Unido es retirada del Parlamento europeo. (AFP)
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COMENTARIOS(1)
03/02/2020 – 11:55
Clarín.com Mundo
El pasado 31 de enero de 2020, el Reino Unido salió de la Unión Europea. Perdimos un miembro de nuestra familia. Fue un momento triste para nosotros, para los ciudadanos europeos – y también para muchos ciudadanos británicos.
No obstante, siempre hemos respetado la decisión soberana del 52% del electorado británico, y ahora esperamos iniciar un nuevo capítulo en nuestras relaciones.
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Dejando las emociones de lado, el 1 de febrero resultó ser un día histórico, pero también poco dramático. Esto se debe en gran parte al Acuerdo de Retirada que negociamos con el Reino Unido, que nos permitió asegurar un ‘Brexit ordenado’. Un acuerdo que – al menos por ahora – minimiza el impacto para nuestros ciudadanos, empresas, administraciones públicas – así como para nuestros socios internacionales.
En virtud de este acuerdo, la UE y el Reino Unido acordaron un período de transición, al menos hasta finales de 2020, durante el cual el Reino Unido continuará participando en la Unión Aduanera y el Mercado Único de la UE, y se aplicará la legislación de la UE, aunque ya no sea un Estado miembro. Durante este período, el Reino Unido también seguirá cumpliendo los acuerdos internacionales de la UE, tal como hemos aclarado mediante una nota verbal a nuestros socios internacionales.
Así pues, con el período de transición en vigor, hay un cierto grado de continuidad. Esto no fue fácil dada la magnitud de la tarea. Al salir de la Unión, el Reino Unido abandona de manera automática, mecánica y legal cientos de acuerdos internacionales celebrados por la Unión o en su nombre, en beneficio de sus Estados miembros, sobre temas tan diferentes como el comercio, la aviación, la pesca o la cooperación nuclear civil.
Ahora tenemos que construir una nueva asociación entre la UE y el Reino Unido. Ese trabajo comenzará en unas semanas, tan pronto como los 27 hayan aprobado el mandato de negociación propuesto por la Comisión Europea, en el que se establecen nuestros términos y ambiciones para lograr la asociación más estrecha posible con un país que seguirá siendo nuestro aliado, nuestro socio y nuestro amigo.
La UE y el Reino Unido están unidos por la historia, geografía, cultura, valores y principios compartidos y una firme creencia en el multilateralismo basado en reglas. Nuestra futura asociación reflejará estos vínculos y principios comunes. Queremos ir más allá del comercio y seguir trabajando juntos en materia de seguridad y defensa, ámbitos en los que el Reino Unido tiene experiencia y activos que se aprovechan al máximo como parte de un esfuerzo común. En un mundo de grandes desafíos y cambios, de agitación y transición, debemos consultarnos mutuamente y cooperar, tanto a nivel bilateral como en los principales foros regionales y globales como las Naciones Unidas, la Organización Mundial del Comercio, la OTAN o el G20.
Tal vez sea un cliché pero la verdad es que los desafíos globales actuales – desde el cambio climático hasta los delitos cibernéticos, el terrorismo o la desigualdad – requieren respuestas colectivas. Cuanto más pueda el Reino Unido aunar esfuerzos con la UE, y con socios alrededor del mundo, mayores serán nuestras posibilidades de hacer frente a estos desafíos de manera eficaz.
En el centro del proyecto de la UE está la idea de que juntos somos más fuertes; que sumar nuestros recursos e iniciativas es la mejor manera de lograr objetivos comunes. El Brexit no cambia esto, y seguiremos llevando adelante este proyecto siendo 27.
Juntos, los 27 Estados miembros seguimos formando un mercado único de 450 millones de ciudadanos y más de 20 millones de empresas.
Juntos seguimos siendo el bloque comercial más grande del mundo.
Juntos, los 27, seguimos siendo el mayor donante de ayuda al desarrollo del mundo.
Nuestros socios pueden estar seguros de que nos mantendremos fieles a una agenda ambiciosa y orientada hacia el exterior – ya sea en materia de comercio e inversión, de acción climática y digital, de conectividad, de seguridad y lucha contra el terrorismo, de derechos humanos y democracia, o de defensa y política exterior.
Seguiremos cumpliendo nuestros compromisos. Seguiremos cumpliendo los acuerdos que nos vinculan con nuestros socios internacionales; en particular, con la Argentina, vamos a seguir trabajando para poder aplicar en un futuro próximo el acuerdo entre la UE y el Mercosur. Y seguiremos desarrollando marcos de cooperación multilateral en todo el mundo.
La Unión Europea seguirá siendo un socio de fiar. Un firme defensor del multilateralismo basado en reglas que trabajará con sus socios para hacer del mundo un lugar más seguro y justo.
El pasado 31 de enero de 2020, el Reino Unido salió de la Unión Europea. "Perdimos un miembro de nuestra familia. Fue un momento triste para nosotros, para los ciudadanos europeos y también para muchos ciudadanos británicos."
Respeto a la decisión soberana
No obstante, siempre hemos respetado la decisión soberana del 52 por ciento del electorado británico, y ahora esperamos iniciar un nuevo capítulo en nuestras relaciones.
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Comienzan choques entre UE y Reino Unido por futura relación comercial
El primero de febrero resultó ser un día histórico, pero también poco dramático. Esto se debe en gran parte al Acuerdo de Retirada que negociamos con el Reino Unido, que nos permitió asegurar un ‘brexit ordenado’. Un acuerdo que –al menos por ahora– minimiza el impacto para nuestros ciudadanos, empresas, administraciones públicas, así como para nuestros socios internacionales.
En virtud de este acuerdo, la UE y el Reino Unido acordaron un período de transición, al menos hasta finales de 2020, durante el cual el Reino Unido continuará participando en la Unión Aduanera y el Mercado Único de la UE, y se aplicará la legislación de la UE, aunque ya no sea un Estado miembro.
Durante este período, el Reino Unido también seguirá cumpliendo los acuerdos internacionales de la UE, tal como hemos aclarado mediante una nota verbal a nuestros socios internacionales.
Así, pues, con el período de transición en vigor, hay un cierto grado de continuidad. Esto no fue fácil dada la magnitud de la tarea. Al salir de la Unión, el Reino Unido abandona de manera automática, mecánica y legal cientos de acuerdos internacionales celebrados por la Unión o en su nombre, en beneficio de sus Estados miembros, sobre temas tan diferentes como el comercio, la aviación, la pesca o la cooperación nuclear civil.
Ahora tenemos que construir una nueva asociación entre la UE y el Reino Unido. Ese trabajo comenzará dentro de unas semanas, tan pronto como los 27 hayan aprobado el mandato de negociación propuesto por la Comisión Europea, en el cual se establecen nuestros términos y ambiciones para lograr la asociación más estrecha posible con un país que seguirá siendo nuestro aliado, nuestro socio y nuestro amigo.
La UE y el Reino Unido están unidos por la historia, geografía, cultura, valores y principios compartidos y una firme creencia en el multilateralismo basado en reglas.
Nuestra futura asociación reflejará estos vínculos y principios comunes. Queremos ir más allá del comercio y seguir trabajando juntos en materia de seguridad y defensa, ámbitos en los que el Reino Unido tiene experiencia y activos que se aprovechan al máximo como parte de un esfuerzo común.