El jueves anuncian al ganador de elecciones presidenciales uruguayas
Habrá un recuento de votos, pero todo indica que triunfará Luis Lacalle Pou, el candidato opositor. Debido a la paridad del escrutinio, la Corte Electoral examinará todos las boletas
El Político
Después de una noche electoral de infarto y un escrutinio inédito por la igualdad, habrá que esperar que la Corte Electoral de Uruguay examine todos los votos para anunciar el nombre del vencedor de las presidenciales celebradas el domingo.
Tras quince años de gobierno de la izquierda, Uruguay parece estar a punto de virar al centroderecha con un estrechísimo triunfo de Luis Lacalle Pou en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Escrutados el 96,5% de los votos, el candidato del Partido Nacional derrota a Daniel Martinez, del oficialista Frente Amplio, por 48,8% a 47,5%.
Con el 100% escrutado, el resultado da una leve ventaja al líder de la coalición de derecha, Luis Lacalle Pou, que ha sacado 28.666 votos más que su rival, Daniel Martínez, del oficialista Frente Amplio. Pero como el margen es menor a la cantidad de votos observados (35.200 sufragios válidos pero pendientes de conteo porque fueron emitidos, por diferentes causas, fuera del circuito electoral que les correspondía) la Corte ha demorado la proclamación del nuevo presidente electo al menos hasta el jueves.
La situación de paridad es ciertamente inédita en las elecciones presidenciales del país desde el regreso de la democracia en 1985. Lacalle tiene una ventaja de 33.000 votos sobre Martínez, y los votos observados son 34.000. Es altamente improbable que Martínez pueda finalmente superar en el recuento final a Lacalle Pou, pero ni los partidos ni los medios locales se atrevieron a proclamar un ganador.
El presidente de la Corte Electoral, José Arocena, explicó que "si hubiera habido 8 o 10 mil votos de diferencia por encima del voto observado, se podría haber dado un ganador", pero como no fue el caso los candidatos deberán esperar el conteo definitivo.
De todas formas, Luis Lacalle Pou tiene el triunfo prácticamente en sus manos. Su rival del Frente Amplio debería quedarse con el 90% de los observados para revertir el resultado, algo que parece difícil.
Por eso el candidato de la derecha no esperó a la Corte y el domingo por la noche se proclamó ganador. "Formalmente lo sabremos en pocos días. Lamentablemente el candidato del gobierno no nos ha llamado ni ha reconocido el resultado que, desde nuestro punto de vista, es irreversible", dijo Lacalle Pou ante sus seguidores.
Martínez también habló ante sus seguidores una vez conocida la situación de empate, y se mostró eufórico ante una remontada inesperada. Hace solo 48 horas todos los sondeos daban una amplia ventaja a Lacalle Pou frente al hombre elegido por la izquierda para dar continuidad a 15 años de gobiernos del Frente Amplio en Uruguay.
“Intentaron enterrarnos pero lo que no sabían es que éramos semillas”, dijo. El candidato aclaró que no hablará de derrota hasta que no estén "los resultados de la Corte Electoral". Y recién en ese momento, "si se confirma que Lacalle Pou es electo voy a ir personalmente a saludarlo", aclaró.
Inesperada paridad
Es pronto para buscar explicaciones a la inesperada paridad de votos, pero se especula con un voto oculto a favor de la izquierda y del posible impacto de un vídeo del general Manini Ríos, líder del partido de extrema derecha Cabildo Abierto, que violó el jueves la veda electoral con un mensaje a los soldados pidiéndoles su voto para Lacalle Pou. Otro factor que se señala es una movilización de los uruguayos del exterior, que fueron a votar este domingo de forma masiva.
Los sondeos publicados la semana antes de la votación le atribuían entre cinco y ocho puntos de ventaja a la coalición de derechas, con una cifra de indecisos que rondaba el 6%. Por bien que resulten los comicios a Martínez, la izquierda, que obtuvo tres mayorías parlamentarias consecutivas hasta estas presidenciales, puede lamentarse por haber perdido numerosos votantes desde las elecciones de 2014.
La creación de una coalición en torno al líder del Partido Nacional, Lacalle Pou, parecía el factor determinante para el vuelco político. Con el 28% de los votos en la primera vuelta, el Partido Nacional o Blanco logró sumar al otro partido tradicional de Uruguay, el Colorado, con el 12% de los votos, y a Cabildo Abierto, con el 10%, formación creada este año por el general Ríos, una versión uruguaya de Bolsonaro que ha defendido a los torturadores de la dictadura uruguaya (1973-1984) y es abiertamente homófoba y antifeminista. La coalición también ha tenido el apoyo de varios partidos pequeños del arco conservador.
El posible ganador
Luis Lacalle Pou, de 46 años de edad, es un experimentado parlamentario, ya que fue diputado a los 20 años, y se presentó en 2014 a las presidenciales por su partido, elección que perdió frente al actual presidente, Tabaré Vázquez. El domingo acudió a votar y afirmó que, en caso de victoria, no dará a conocer el nombre de sus eventuales ministros.
Así, se mantendrá una de las principales incógnitas de estos comicios: la articulación y los equilibrios de poder dentro de la coalición de derechas. Aunque existe un programa común de esos partidos, redactado justo después de la primera vuelta, subsisten interrogantes sobre el contenido de las medidas que podrán en marcha.
La ambición de Lacalle Pou y sus socios es revertir numerosas políticas del Frente Amplio en temas clave como la economía, la educación, la seguridad ciudadana o las políticas sociales. Sin embargo, la coalición ha señalado que no anulará la llamada “agenda de derechos” implementada por la izquierda, que incluye leyes como la despenalización del aborto, el matrimonio homosexual, la legalización de la marihuana y la protección de las personas trans.
El candidato oficialista
Daniel Martínez, candidato del Frente Amplio, es un ingeniero socialista de 62 años que ha propuesto un programa continuista, con el foco en mejorar las políticas públicas de su partido que han convertido a Uruguay en el país con menos pobreza y desigualdad de América Latina.
Martínez tiene la dura tarea de organizar el relevo de las tres grandes figuras de la izquierda uruguaya que se van retirando por razones de edad: el expresidente José Mujica, el actual mandatario, Tabaré Vázquez, y el ministro de economía, Danilo Astori.
El Frente Amplio sufre el desgaste de tres mandatos consecutivos en el poder, las cifras de inseguridad y algunos escándalos de corrupción que provocaron, entre otras consecuencias, la dimisión del exvicepresidente Raúl Sendic. La formación esperaba atraer en estos comicios a sectores del centro asustados por Cabildo Abierto o que desconfiaran de la propuesta programática de la coalición de derecha.
Incertidumbre hasta el jueves
Si finalmente se confirma la victoria, Lacalle Pou, de 46 años e hijo del ex presidente Luis Alberto Lacalle Herrera, será el jefe de Estado a partir del 1 de marzo de 2020. La casi inexistente diferencia entre Lacalle Pou y Martínez, ex alcalde de Montevideo, fue sorpresiva, una situación muy diferente a lo que pronosticaron las encuestas en los últimos días.
Uruguay es la nación más pequeña de Sudamérica, con poco más de tres millones de habitantes. Las elecciones en un país que es conocido por su carácter laico y cívico generaron esta vez un interés mayor al habitual en la región, sacudida por estallidos sociales y virajes políticos de importancia.
Que, si se concreta, el triunfo de Lacalle Pou sea tan ajustado tiene explicación, según coincidieron en señalar esta noche varios analistas locales: el factor militar, el "efecto Manini".
Guido Manini Ríos, jefe del Ejército hasta principios de este año y destituido por el actual presidente, Tabaré Vázquez, por declaraciones en la que cuestionó el rol de la Justicia en los procesos por violaciones a los derechos humanos, complicó la campaña de Lacalle Pou en el tramo final.
Manini Ríos obtuvo un 11% de los votos en la primera vuelta del 27 de octubre como candidato de "Cabildo Abierto", un partido de nueva creación. El jueves por la noche, Manini Ríos difundió un vídeo en el que llamó a los soldados en filas del ejército uruguayo a "no votar" al Frente Amplio, en tanto que el Centro Militar pidió en un comunicado "extirpar el marxismo".
La intervención tan evidente de las Fuerzas Armadas en la escena política, en un país que sufrió una dictadura militar entre 1973 y 1985, movilizó a las bases del Frente Amplio y generó dudas en votantes dispuestos a apoyar a Lacalle Pou, que tras una primera vuelta en la que perdió por nueve puntos con Martínez, cerró una coalición de cinco partidos que incluye al de Manini Ríos.
"Se equivoco en lo que dijo", señaló Lacalle Pou en una conversación casual con un vecino en las afueras del local de votación. "No tuve ninguna intención de rencor ni de odio", explicó Manini mientras avanzaba el escrutinio. "Pero no dije nada que no fuera cierto, se ha hecho un uso político electoral de lo que dije".
Que en Montevideo se instale un gobierno de centroderecha convertiría al Río de la Plata en línea divisoria ideológica, ya que el peronismo de Alberto Fernández, que incluye componentes de centroizquierda, gobernará en Argentina a partir del 10 de diciembre tras ganar en primera vuelta el 27 de octubre.
Fernández, de todos modos, está en clara minoría ideológica en Sudamérica, ya que en Brasil, Chile, Colombia y Paraguay gobiernan la derecha o el centroderecha. Bolivia, gobernada interinamente por la derecha, va rumbo a unas elecciones en las que podría ganar la oposición al exiliado Evo Morales, en tanto que Perú y Ecuador tienen presidentes centristas. La excepción es Venezuela, gobernada por el socialismo militarista de Nicolás Maduro.
Llamada del Presidente de la República
"Debo decir que recibí el llamado del presidente de la República, con el cual hemos tenido un sinnúmero de diferencias, pero al que siempre le hemos reconocido su republicanismo. Pero obviamente al no haber tenido la aceptación de candidato de la oposición no pudimos avanzar", dijo Lacalle acerca de Tabaré Vázquez, quien lo derrotó en el balotaje de 2014.
"Vamos a vivir una semana inédita. La prudencia y la paciencia hay que llevarlas a un grado superior. Si supimos perder, sobre todo hay que saber ganar. Y eso es lo más importante. Ya empezaremos con los cambios que hemos prometido, y quedarán en el ostracismo las voces de la mentira. Ya tendremos tiempo de festejar, ustedes. Yo de comenzar a trabajar, que es lo que espero".
(Con información de El Mundo, El País)