La escuela Panamericana de Cuadros reunirá esta semana comunistas de toda América, desde Canadá hasta Argentina, con motivo de los cien años de la Internacional Socialista, y con el fin de derrotar los gobiernos democráticos. Objetivos inmediatos: Duque en Colombia y Piñera en Chile.
El Político
Carlos Trujillo, embajador de Estados Unidos ante la OEA, habló con la Voz de América sobre los sucesos ocurridos en los meses recientes en Latinoamérica, y asegura que a pesar de que no hay una prueba fehaciente de parte de las autoridades, sí hay indicios claros de que Cuba está apoyando los movimientos sociales que han sacudido a la región.
"En este momento no tenemos las evidencias para apoyar, pero sí hemos visto a los médicos cubanos en Bolivia, que fueron agentes espías, con maleteros llenos de efectivo tratando de darle dinero a los sindicatos y a gente que trate de causar violencia y eso fue documentado", dijo a la VOA.
Dijo también que en Chile y Ecuador se reportaron los mismos casos, aunque las investigaciones oficiales no han presentado cargos todavía. Se refirió además a cómo en Nicaragua y Venezuela los gobiernos han implementado métodos de represión contra los manifestantes al estilo cubano.
"Hemos visto la coordinación en Venezuela con los cubanos, la coordinación en la violación de varios derechos humanos en Nicaragua por el régimen cubano, así que esa coordinación, ese imperialismo nuevo de tortura es totalmente inaceptable, y eso es algo que no solamente preocupa en la OEA sino que el gobierno de Estados Unidos está bien preocupado por la injerencia cubana en las Américas", aseguró el diplomático.
Asimismo, Trujillo se refirió al desarrollo de los acontecimientos en Bolivia, especialmente a la violencia que ha cobrado la vida de al menos 30 personas y decenas más han sido lesionadas.
Actualmente, el expresidente boliviano Evo Morales se encuentra asilado en México, pero en un video publicado recientemente se escucha la que aparentemente es la voz de Morales dando instrucciones para mantener los bloqueos que han enfrentado a las autoridades con sus seguidores.
Cuba y México forman a los milicianos
La Cuarta Escuela Panamericana de Cuadros de la Corriente Marxista Internacional se celebrará en México del 28 de noviembre al 2 de diciembre. La escuela contará con la participación de marxistas de todo el continente americano, de Canadá, Estados Unidos, Cuba, México, Honduras, El Salvador, Colombia, Venezuela, Brasil y Argentina. El lema principal será el centenario de la Internacional Comunista, que se celebrará con un acto público de apertura en la Casa Museo Trotsky en la Ciudad de México.
“Dados los explosivos acontecimientos revolucionarios que estando teniendo lugar en Ecuador, Chile, Haití, la huelga general que se está preparando en Colombia y la lucha contra el golpe reaccionario en Bolivia, entre otros, la escuela no podría celebrarse en un momento más oportuno”, señala la convocatoria.
En las últimas semanas, el tema de la injerencia militar cubana en la región entró con fuerza en el debate internacional a propósito de la crisis política que viven los países de América latina. Debido a los crecientes problemas económicos en la Isla, Cuna ha trasladado sus centros de formación a México, tras el triunfo de López Obrador.
En un discurso el pasado mes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó al mandatario venezolano, Nicolás Maduro, como "títere cubano" y aseguró que está "controlado por los militares cubanos y protegido por un ejército privado de soldados cubanos".
Marxistas de todo el continente asisten a la Escuela Panamericana de Cuadros
La Escuela de Cuadros, recibe de las experiencias que llegan de Chile, Ecuador y Puerto Rico, vecinos cercanos, que han demostrado el poderío de las masas. Es por eso que el Paro Nacional convocado para el próximo 21 de noviembre ha sido el escenario para expulsar a Duque del poder.
“Las masas ahora deben confiar en sus propias fuerzas, como han comenzado a hacerlo.. Es el proletariado la clase que debe impulsar ese movimiento. Esa rabia que comienza a expresarse con movilizaciones es un primer paso y es el correcto, así como lo es el encontrar ejemplo en las luchas de otras naciones. Pero es claro que tanto aquí como allá hace falta una organización de bases en torno a una dirección teórica y estratégica clara que ayude a organizar y orientar la inconformidad para llegar a un verdadero cambio. Con un programa decisivo la chispa se prendería con seguridad y este gobierno caería sin presentar mucha resistencia. La popularidad de Duque está por los suelos y su patrón Álvaro Uribe se encuentra en su momento más frágil".
Dice la convocatoria que "El siguiente paso es preparar una huelga nacional indefinida, es más el paro debería volverse constante, apoyarse en comités locales dirigidos por los más avanzado de la clase trabajadora y avanzar hasta derrocar a Duque y la clase que representa”.
Una larga tradición injerencista
Desde los inicios de la Revolución cubana, una de las marcas de su política exterior ha sido "exportar el socialismo". Alineados con la Unión Soviética durante la Guerra Fría, los cubanos tienen un historial de apoyo a gobiernos y actores políticos ideológicamente afines.
Y lo han hecho con envíos de médicos pero también con asesoría técnica y soporte logístico en el campo militar. Así fue que entre 1975 y 1989 envió soldados a la Guerra de Angola (aunque el conflicto duró hasta 2002) o más recientemente los programas "Barrio Adentro" y "Mais médicos", por los que enviaron personal sanitario a Venezuela y Brasil.
Primero fueron por Panamá
Casi todos eran cubanos, vestían uniforme militar y venían dispuestos a derrocar al gobierno de aquella pequeña nación. Ocurrió hace 60 años. La escena corresponde a una invasión a Panamá ocurrida en abril de 1959 y que fue la primera de una decena de intervenciones armadas impulsadas por Cuba en América Latina, desde el triunfo de la revolución castrista el 1 de enero de aquel año.
El yate con los hombres responsables de ejecutar la invasión de Panamá zarpó el 19 de abril de 1959 del puerto cubano de Batabanó. La expedición había sido promovida por Roberto Arias, un sobrino del expresidente Arnulfo Arias, que logró el apoyo de Fidel Castro.
El presidente de Panamá, Ernesto de la Guardia, denunció la invasión cubana ante la OEA y aunque los invasores lograron tomar el puerto colonial de Nombre de Dios, la pronta denuncia del mandatario Ernesto de la Guardia ante la OEA y la masiva movilización de fuerzas panameñas, estadounidenses y guatemaltecas derivó en la rápida rendición de los agresores.
Fidel Castro, quien estaba de visita en Estados Unidos, intentó desligarse y calificó la operación como "vergonzosa, inoportuna e injustificada"; mientras que Ernesto "Che" Guevara aseguró que Cuba exportaba ideas revolucionarias pero no la revolución en sí misma.
La Habana ofreció garantías a Panamá de que una agresión similar no sería permitida y logró que los detenidos cubanos fueron repatriados a la isla, donde supuestamente enfrentarían el riesgo de ser sometidos a un tribunal militar. Apenas un mes más tarde, todos estaban en libertad.
Fidel Castro se encontraba en EE.UU. cuando se produjo la invasión a Panamá e intentó desligarse de lo ocurrido.
"El error de esa operación fue que la mayor parte de los guerrilleros eran cubanos, por lo que no tuvieron apoyo local una vez que llegaron allí. Eran invasores extranjeros. A partir de allí, Cuba cambió la estrategia y usó más combatientes locales", explicó a BBC Mundo Jonathan Brown, profesor de Historia Latinoamericana en la Universidad de Texas y autor del libro Cuba’s Revolutionary World, sobre cómo la isla intentó exportar la Revolución a otros países a través de la insurrección armada.
Nicaragua, la revolución dio fruto dos décadas mas tarde
Menos de dos meses después del fiasco de Panamá, en junio de 1959, una expedición de unos 60 hombres armados que partió de Cuba desembarcó en la costa caribeña de Honduras. Durante un par de semanas acamparon en el lugar esperando para avanzar sobre su verdadero objetivo: Nicaragua, justo al otro lado de la frontera.
Los expedicionarios eran mayormente exiliados nicaragüenses, acompañados de guerrilleros cubanos y guatemaltecos, que buscaban derrocar al mandatario Luis Somoza Debayle.
Luis Somoza Debayle era el objetivo de la expedición que desembarcó en Honduras para intentar ingresar a Nicaragua. El gobierno de Honduras envío soldados a la zona que atacaron por sorpresa el campamento, causando la muerte de 6 guerrilleros, hiriendo a 15 y deteniendo al resto. "No fue una batalla, fue una masacre", lamentó luego Carlos Fonseca, un nicaragüense que fue herido.
Varios de los sobrevivientes regresaron después a Cuba para una larga estadía, donde siguieron recibiendo entrenamiento militar y se reagruparon con otros exiliados nicaragüenses. "Se convirtieron en los sandinistas. Fidel les siguió apoyando y, al final, sus esfuerzos dieron frutos dos décadas más tarde", comentó Brown en referencia al triunfo de la revolución nicaragüense en 1979.
República Dominicana, todavía no han podido
El 14 de junio de 1959, una fuerza de unos 60 hombres -dominicanos y cubanos- despegó del oriente de Cuba en un avión C-46 pintado con los colores de la Fuerza Aérea Dominicana. La nave aterrizó en el aeropuerto de Constanza en el interior del país, donde tomaron un cuartel por sorpresa.
Tras el triunfo de la revolución en Cuba, algunos grupos de exilados dominicanos esperaban que Castro les ayudara a derrocar a Trujillo. El avión regresó inmediatamente a Cuba, donde Camilo Cienfuegos -quien había estado a cargo de la operación- ordenó el "arresto" del piloto venezolano y luego negó la participación de la isla en el suceso.
En paralelo, tres barcos transportaron unos 150 guerrilleros armados hasta un lugar cercano a Puerto Plata. Estas naves, sin embargo, llegaron con tres días de retraso a Dominicana, lo que permitió al gobierno de Rafael Leónidas Trujillo ponerse en alerta y emboscarlos.
Según explicó Brown a BBC Mundo, "en 1959 solamente quedaban cuatro dictaduras en América Latina", de las cuales tres estaban en el Caribe y Fidel Castro se había propuesto eliminarlas pues "quería crear un mundo que fuera seguro para la Revolución".
El caso de Trujillo era especialmente preocupante para La Habana. "Él estaba dando ayuda y refugio a exoficiales del extinto ejército de Batista, que conspiraban para volver al poder en Cuba", señaló el experto.
Haití, la tragedia ignorada
En agosto de 1959, un grupo de unos 30 hombres armados -mayormente cubanos y haitianos junto a dos venezolanos- zarparon de Baracoa, en la costa oriental de Cuba, rumbo a Haití con el fin de promover el derrocamiento del gobierno de François "Papa Doc" Duvalier. Las fuerzas del gobierno de François "Papa Doc" Duvalier sofocaron la invasión.
Los voluntarios haitianos habían recibido tres meses de entrenamiento en una base a las afueras de La Habana. Los expedicionarios contaban con el alzamiento de una columna del ejército haitiano que nunca se produjo, según cuenta el historiador cubano Juan F. Benemelis en su libro "Las guerras secretas de Fidel Castro".
"La reacción militar haitiana, encabezada por el general Mercerón, fue de íntegro apoyo a Duvalier", escribe Benemelis. La consecuencia de ello fue la aniquilación de prácticamente todos los invasores, con algunas excepciones como la de cuatro adolescentes cubanos que fueron capturados, interrogados y deportados.
Ernesto "Che" Guevara planificó la operación guerrillera en Argentina.
Si las invasiones de Nicaragua, República Dominicana y Haití podían ser vistas como operaciones que buscaban eliminar adversarios peligrosos en el entorno próximo de Cuba, Brown considera que las intervenciones militares en otros países latinoamericanos tenían otra función.
"Cuba luego se vengó de cada gobierno de América Latina que no la reconoció así como de aquellos que se sumaron al boicot de Estados Unidos. Fidel Castro trajo jóvenes de izquierda de esos países a la isla, les dio entrenamiento guerrillero y, luego, los envió de vuelta. Así fue como él siguió interviniendo en la región", explica el experto.
Uno de esos casos fue Argentina. En 1962, Guevara planificó establecer una guerrilla rural en la provincia norteña de Salta. Al frente colocó a Jorge Ricardo Masetti, un periodista argentino que le había acompañado desde los tiempos de la Sierra Maestra.
En junio de 1963, Masetti encabezó un grupo de cinco hombres armados -cuatro argentinos y un cubano- que ingresó en Salta a través de Bolivia. Uno de ellos viajó a Buenos Aires y Córdoba para reclutar unos 30 hombres adicionales entre los grupos de extrema izquierda.
En un comunicado enviado a la prensa de Buenos Aires, Masetti anunció la existencia del grupo y su intención de liberar a Argentina del imperialismo internacional pero no hubo ninguna reacción.
En febrero de 1964, las autoridades de Salta recibieron información sobre la presencia de hombres sospechosos en un área remota, lo que derivó en una serie de operaciones que culminaron con la incautación de todas las armas, municiones y alimentos del campo guerrillero. Los hombres de Masetti se pasaron un mes vagando por la selva en busca de comida y refugio.
Al final, tres murieron de hambre, otros tres perecieron en enfrentamientos con las autoridades, unos 13 fueron detenidos sin hacer casi ninguna resistencia, mientras que Masetti se adentró en la selva sin que nadie nunca volviera a saber de él.
Venezuela, injerencia permanente
El desembarco en mayo de 1967 de un grupo de guerrilleros procedentes de Cuba cerca de la playa de Machurucuto, en el oriente de Venezuela, dejó al descubierto los intentos de injerencia armada de La Habana en ese país. Tras detectar el desembarco el ejército venezolano se desplegó en la zona.
Héctor Pérez Marcano, uno de los protagonistas de aquella operación, le dijo a BBC Mundo que la misma fue ideada y supervisada directamente por Fidel Castro, quien les brindó todo el apoyo. Pérez Marcano era parte de un grupo de militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) venezolano que viajó a Cuba a entrenarse como guerrilleros para luego regresar a hacer la revolución en su país.
Según su relato, el plan original era el desembarco de ocho combatientes -cuatro venezolanos y cuatro cubanos- que se iban a unir a un foco guerrillero del MIR que operaba en una zona montañosa a unos 160 kilómetros al este de Caracas.
Sin embargo, la captura de tres tripulantes cubanos de la lancha que les había llevado hasta la orilla puso al descubierto la expedición. La situación derivó en la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Caracas y La Habana.
El incidente conocido como "el desembarco de Machurucuto" no fue la primera ni la mayor operación de este tipo que Castro ejecutó sobre Venezuela. Un año antes había ocurrido una expedición mayor que había trasladado a un grupo de guerrilleros del Partido Comunista de Venezuela formados en Cuba junto a combatientes de la isla, incluyendo a Arnaldo Ochoa Sánchez, quien años más tarde tras alcanzar el rango de general fue fusilado en la isla tras ser condenado en un polémico juicio por narcotráfico.
La colaboración Cuba Venezuela se mantuvo a lo largo de los años, muchos de los mandatarios actuales se formaron en los cursos de la Habana, entre otros Nicolás Maduri y su esposa Cilia Flores.
Perú también se fue a la guerrilla
En los primeros años de la década de 1960, unos 200 jóvenes izquierdistas peruanos recibieron entrenamiento guerrillero en Cuba. El gobierno del presidente Fernando Belaúnde respondió con dureza ante la aparición de grupos insurgentes en Perú.
Según señala Brown en su libro, el grupo más numeroso correspondía a los militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un grupo formado por jóvenes desertores de las filas del APRA. También había otro conformado por disidentes del Partido Comunista de Perú, que optaron por llamarse Ejército de Liberación Nacional.
Muchos de estos hombres regresaron luego a Perú, donde ambos grupos entraron en acción por separado en 1965, realizando ataques en diversas partes del país.
El gobierno del presidente Fernando Belaúnde respondió con un despliegue abrumador de fuerzas. Las autoridades lograron sofocar esos primeros focos de insurgencia guerrillera en un año, llegando a declarar "misión cumplida".
"Una vez que se dieron cuenta de que había guerrillas en las zonas rurales fueron tras ellas con toda su fuerza. Muchos de los militares de América Latina habían aprendido de lo ocurrido en la revolución cubana y no iban a ignorar la presencia de grupos armados en el país. Eso fue lo que hizo Batista en Cuba en la década anterior: ignoró a las guerrillas en la Sierra Maestra hasta que fue demasiado tarde", comenta Brown.
Guatemala ayudaba al exilio cubano
"Guatemala fue uno de los proyectos donde más enconadamente se precipitaron Castro y el Che Guevara desde un principio; sobre todo porque Guatemala había concedido bases de entrenamiento para los cubanos exilados que participaron en la abortada invasión de Bahía de Cochinos", asegura Juan F. Benemelis en su libro.
Sin embargo, según el autor, ya antes de ese episodio el Che Guevara había hecho un pacto secreto con el expresidente guatemalteco Jacobo Arbenz -derrocado por un golpe apoyado por Estados Unidos- para restituirle en el poder.
Raúl Castro junto al depuesto presidente de Guatemala Jacobo Arbenz durante un acto en La Habana en 1960. El 3 de octubre de 1960, el gobierno del presidente Miguel Ydígoras Fuentes divulgó un comunicado en el que informó que su Fuerza Aérea había atacado una embarcación cubana que aparentemente estaba desembarcando armas en la costa atlántica del país. Unas tres semanas más tarde, el gobierno denunció un plan para invadir al país a través de la frontera con Honduras.
Aseguraba que la operación iba a ser realizada por una fuerza de unos 200 hombre liderados por Augusto Charnaud MacDonald, exministro de Interior de Arbenz, quien había sido visto por última vez en La Habana.
Al mes siguiente, se produjo un levantamiento militar en las localidades de Zacapa y Puerto Barrios, en el que participó el teniente Marco Yon Sosa, quien tenía contactos con Cuba y luego se convirtió en un comandante guerrillero. Según relata Benemelis, hubo aviones de la fuerza aérea cubana aprovisionando a los alzados mientras que en Honduras había sido descubierta una columna de hombres armados liderados por oficiales cubanos que buscaban dar apoyo a los rebeldes.
El alzamiento fue sofocado por el gobierno de Guatemala que exigió a la OEA tomar medidas contra Cuba.
Colombia y el Ejército de Liberación Nacional
Si algo es evidente es la existencia de los “Métodos cubanos” en el reciente paro nacional colombiano. A la marcha pacífica y ejemplar han seguido tres días de terror e incursiones nocturnas en la capital y las principales ciudades.
La influencia y el apoyo de Cuba se encuentra en el origen del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, creado por un grupo de estudiantes formados en Cuba. La primera semilla de esta agrupación la constituyó la "Brigada Pro Liberación José Antonio Galán", creada en Cuba por seis jóvenes estudiantes colombianos que viajaron a La Habana con becas del gobierno de la isla.
Dos años más tarde, en 1964, con solamente 18 guerrilleros se creó el ELN, a cuyas filas pronto se unirían varios sacerdotes católicos seguidores de la Teoría de la Liberación. Sin embargo, según señala Brown, una vez que el ELN se puso en marcha se convirtió en un movimiento independiente que no dependía de la tutela de La Habana.
En la Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, realizada en La Habana en agosto de 1967, representantes del ELN recibieron la promesa de armas cubanas suficientes para dotar a 500 campesinos que ellos habían organizado en el oriente de Colombia.
En marzo de 1981 el gobierno del entonces presidente colombiano Julio Cesar Turbay anunció que su país rompía relaciones con Cuba, acusando al gobierno de la isla caribeña de apoyar un desembarco de armas y combatientes del movimiento guerrillero M-19 en la costa pacífica colombiana, en el departamento del Chocó. Cuba negó en ese momento las acusaciones de Colombia. El desembarco fue un fracaso, con el ejército colombiano interceptando a los combatientes en la zona selvática del Chocó al poco tiempo de haber llegado a la costa.
El Salvador, nido de guerrillas
La oportunidad para la injerencia militar de Cuba en El Salvador surgió con el triunfo de los sandinistas en Nicaragua en 1979. Estados Unidos aseguraba que Cuba fue determinante en ayudar a que las guerrillas salvadoreñas se unificaran.
Sin embargo, de acuerdo con Brown, eso no se tradujo en la presencia de militares cubanos en El Salvador, sino en un gran apoyo material y en asesoría.
Un informe desclasificado del Departamento de Estado de EE.UU. de 1981 atribuye a Fidel Castro y al gobierno cubano el haber jugado un papel central en promover la unificación de los grupos guerrilleros salvadoreños -cuyos líderes se habrían reunido en La Habana en mayo de 1980-, así como en la entrega encubierta de casi 200 toneladas de armamento que sirvieron para preparar la "ofensiva general" que lanzaron estos grupos en enero de 1981.
Según el gobierno estadounidense, antes de septiembre de 1980 los grupos guerrilleros salvadoreños estaban mal armados y mal coordinados, pero para enero de 1981 -cuando lanzaron la ofensiva- disponían de un impresionante arsenal de armas modernas.
En el año 2000, durante la X Cumbre Iberoamericana en Panamá, el entonces presidente de El Salvador, Francisco Flores, implicó a Castro en la muerte de miles de salvadoreños durante la guerra civil de su país (1980-1992).
Ernesto "Che" Guevara quiso abrir un nuevo foco guerrillero en Bolivia.
Bolivia fue el país escogido por el Che Guevara para demostrar su tesis de que no hacía falta que existieran condiciones objetivas en un lugar para realizar la revolución pues la propia guerrilla era capaz de crear esas condiciones.
Con este convencimiento, en 1966, Guevara viajó de incógnito a Bolivia para encabezar un foco guerrillero en ese país. Le acompañaban unos 25 combatientes cubanos. Según Brown, este fue el único caso en el que la presencia cubana fue tan importante desde la fallida invasión de Panamá. ¿La razón de ello? Los comandaba Guevara.
La iniciativa duró unos pocos meses. Tras unos éxitos iniciales, los guerrilleros se encontraron huyendo constantemente del ejército boliviano, que parecía omnipresente. Para octubre de 1967, cuando Guevara fue capturado y ejecutado, ya el grupo estaba prácticamente aniquilado.
.
Desde México, Evo ordena dejar sin comida a la Paz
La injerencia cubana está ahora fortalecida con la presencia de López Obrador más moderado en su lenguaje que Hugo Chávez o Nicolás Maduro, pero las condiciones en las cuales se trata al exiliado Evo Morales indican que no tiene trato de asilado sino de huésped de honor.
"Creo que las autoridades mexicanas tienen que repasar que si una persona, que es exiliado políticamente, que está recibiendo todos los beneficios del asilo político en México y que desde México esté ordenando que los alimentos no les lleguen a los niños en Bolivia, es totalmente inaceptable. Yo espero que México vaya a investigar si esta información es cierta, y si es cierta que tomen las medidas contundentes para que se pueda buscar una solución", mencionó el diplomático.”
Sin duda será el invitado de honor con motivo de los cien años de la Internacional socialista, en la Casa de Trosky, asesinado por cierto, por un fanático de su partido.