Oslo será escenario de una nueva ronda de negociaciones entre el Gobierno filipino y el Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), que representa a la rebelión comunista, tres años después del fracaso del anterior intento.
La mesa de diálogo quedará instaurada oficialmente en un acto que comenzará a las 07.00 GMT en un hotel a las afueras de la capital noruega y en el que intervendrán los portavoces de ambas partes y el ministro de Asuntos Exteriores noruego, Børge Brende.
Noruega ha ejercido como mediador entre el Gobierno y el NDFP durante quince años, y en ese período ha acogido varias rondas de negociaciones y reuniones informales para tratar de cerrar un conflicto armado de casi medio siglo de historia, uno de los más antiguos en la región.
Desde que Rodrigo Duterte ganó las elecciones presidenciales filipinas en mayo, el Ejecutivo y la rebelión comunista han acercado posturas, intercambiado gestos de buena voluntad y consensuado reanudar el diálogo suspendido en 2013.
Una de las razones para que fracasara la anterior ronda negociadora fue la negativa del entonces presidente Benigno Aquino (2010-16) a excarcelar a negociadores comunistas, algo que sí ha hecho esta vez Duterte.
La nueva ronda de negociaciones, que se inaugura mañana lunes y se clausurará el sábado, viene precedida de un gesto importante: ambas partes declararon ayer un alto el fuego provisional.
Duterte había anunciado primero un cese el fuego unilateral el 25 de julio, pero lo canceló cinco días después tras un ataque del brazo armado comunista, el Nuevo Ejército del Pueblo (NPA).
La Justicia filipina concedió a principios de mes la libertad condicional a nueve consultores del (NDFP), la plataforma que agrupa al proscrito partido comunista (CPP) y otras organizaciones.
Hasta 22 rebeldes comunistas filipinos han salido de las cárceles en un movimiento para crear "un clima positivo y de confianza" por parte del Ejecutivo de Duterte y demostrar la disposición de este a encontrar el camino de la paz con los rebeldes.
El CPP respondió días más tarde anunciando que ordenaría a la guerrilla que suspendiera los combates como "gesto de buena voluntad" y para dar "mayor impulso" a las negociaciones en Oslo, una decisión a la que respondió el Ejecutivo en términos similares.
"Este alto el fuego continuará el tiempo que sea necesario para garantizar la paz y el éxito de las negociaciones", afirmó ayer en declaraciones a los periodistas en Manila Jesús Dureza, consejero del presidente filipino.
El programa de negociación acordado para Oslo incluye la declaración de un alto el fuego permanente, una amnistía para los presos comunistas y la instauración de mecanismos que garanticen el fin de un conflicto armado que ha causado más de 30.000 muertos.
El CPP fue creado en 1968 como una organización política clandestina con el objetivo principal de derrocar al Gobierno.
El NPA, su brazo armado, fue establecido en 1969, cuenta con unos 6.000 combatientes regulares y lleva cerca de 45 años alzado en armas.
Desde la firma de los acuerdos de paz de Oslo entre israelíes y palestinos en 1993, Noruega se ha convertido en un referente en la resolución de conflictos a nivel internacional.
La diplomacia noruega ha intervenido a diferente nivel en los procesos de paz de países como Mali, Guatemala, Timor Este, Sri Lanka, Nepal, Somalia y Colombia.