Ni las sanciones de EUA a tres ministros, ni la subida de los aranceles a su acero han detenido la ofensiva de Erdogan, mientras el Presidente de Estados Unidos insiste en que Estados Unidos no seguirá siendo el policía del mundo.
El Político
Terminada la Guerra Fría en la que tanto Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban el control de mayores áreas de influencia en el mundo, el Medio Oriente ha devenido en el centro de mayor conflictividad, con la característica de no ser dos, sino muchas las potencias, semipotencias y países aislados los que buscan ampliar su presencia en la zona.
Estados Unidos, Rusia, China, Turquía, Arabia Saudita, Irán, Israel…todos tienen sus particulares intereses. A ello hay que agregar la presencia de grupos islamistas, palestinos, kurdos.
Estados Unidos sí, no, sí
Con una presencia militar moderada en Siria, pero con su fuerza como potencia mundial Estados Unidos es un valladar para las aspiraciones expansionistas de muchos, particularmente Turquía.
Por ello apenas el presidente Donald Trump ordenó la salida de los norteamericanas, el presidente Recep Tayyip Erdogán metió su ejército que estará, según sus `propias palabras “hasta cumplir sus objetivos”.
Objetivos turcos
El objetivo fundamental del régimen turco es conseguir el control de una franja de cerca de 500 kilómetros en el noreste de Siria, con lo cual además de expulsar a los guerrilleros turcos de la propia Siria, obtiene territorio para regresar a los casi 4 millones de refugiados sirios que se encuentran en Turquía y son rechazados por la población.
El rechazo a Siria crece en Turquía
Precisamente el tener una creciente población flotante de emigrados sirios, ha creado en la población turca un odio a estos emigrados a los que culpan de abusar de todos los servicios y crear carencias de todo orden.
La zona segura de Erdogan
El presidente Erdogan tiene desde hace mucho tiempo la idea de construir 140 pueblos en el norte de Siria con una población de unos 5.000 habitantes cada uno, con el fin de establecer allí un millón de sirios en 50 distritos con una población de 50.000 personas cada uno.
Trump confirma viaje Vicepresidente y Secretario de Estado
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y el secretario de Estado, Mike Pompeo, viajaron a Ankara para presionar a Turquía a detener la ofensiva contra los combatientes kurdos en Siria, dijo el presidente Donald Trump.
"Estamos pidiendo un cese al fuego (…) ponemos las sanciones más fuertes que se puedan imaginar", agregó el mandatario.
«Que lo solucione Rusia»
Donald Trump defendió el miércoles vehementemente el giro aislacionista al que ha sometido a la política exterior y de defensa norteamericana, argumentando que la erradicación del yihadismo no tiene por qué recaer únicamente sobre los hombros de Estados Unidos y que otros países amenazados por el Estado Islámico deben implicarse más en Oriente Próximo.
«Rusia, Irán y Siria odian al Estado Islámico tanto como nosotros, y están más cerca de él, que se encarguen ellos. No voy a perder decenas de miles de soldados norteamericanos por librar una guerra entre Turquía y Siria. Siria no es un aliado nuestro», dijo ayer el presidente norteamericano en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo italiano, Sergio Mattarella.
Las críticas de su propio partido no han hecho recular a Trump, que ayer dijo de los kurdos, de quienes EE.UU. se valió para combatir al Estado Islámico, que «no son ningunos angelitos». «El PKK [Partido de los Trabajadores de Kurdistán] puede considerarse una amenaza igual o casi mayor que el Estado Islámico», dijo el presidente norteamericano, repitiendo los argumentos del gobierno turco.
Preguntado por las quejas de varios senadores republicanos, que han calificado el repliegue de «desastre», «catástrofe» y hasta «puñalada en la espalda» a los kurdos, Trump respondió que él ganó las elecciones de 2016 «con la promesa de sacar a EE.UU. de una larga serie de guerras interminables e inútiles». «Que quede claro, este país va a dejar de ser la policía del mundo», añadió el presidente.
Mientras, prosigue la ofensiva de las fuerzas armadas turcas sobre territorio kurdo en Siria. El ejército ruso, que es a la vez aliado militar del régimen de Bachar el Asad y proveedor de armamento del gobierno turco, se ha apresurado a ocupar el vacío dejado por EE.UU. con el repliegue, y ya patrulla en la frontera y media entre las partes para evitar una catástrofe humanitaria.
Trump se mostró ayer impasible a las críticas de republicanos y demócratas por brindarle a Rusia una victoria estratégica tan importante en Oriente Próximo. Antes de la rueda de prensa, en el Despacho Oval, el presidente hasta bromeó con esas criticas en declaraciones a los medios: «¿Que Rusia sale a ayudar a Siria? Muy bien, en esas tierras hay mucha arena, que jueguen en la arena».
Más allá de las provocaciones del presidente, la Casa Blanca cree que puede disuadir al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de culminar la ofensiva sobre los kurdos. Este jueves se reúnen con él en Ankara el vicepresidente y el jefe de la diplomacia de EE.UU., Mike Pence y Mike Pompeo. En un principio Erdogan dijo que no les recibiría, pero finalmente cedió por las presiones de Trump
Es cierto que en una serie de puestos fronterizos en el Kurdistán sirio había menos de medio centenar de soldados estadounidenses, pero en toda Siria había dos millares, dedicados a combatir al Estado Islámico. Esos uniformados también se van a replegar, la mayoría derivados a Irak, según dijeron el lunes altos funcionarios del departamento de Estado en una conferencia telefónica.
Parece tarde para frenar el deseo territorial turco.