Solo dos presidentes en la historia de EEUU han enfrentado un juicio político de principio a fin: Bill Clinton y Andrew Johnson. Richard Nixon escapó por poco porque renunció antes de la votación, reseñó Univisión.
El Político
Ahora una llamada entre Donald Trump y el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky, en la que el estadounidense habría ejercido presión sobre su colega para que investigaran al hijo del exvicepresidente Joe Biden, fue la gota que derramó el vaso para que el magnate corriera con la misma suerte, reseñó Antonita Cádiz.
Las circunstancias son muy diferentes para Trump, partiendo por el hecho de que es la primera vez que un líder extranjero está en medio de las acusaciones, el proceso de seguro acaparará la atención de la opinión pública y tendrá efectos políticos importantes a 14 meses de la elección presidencial.
Las acusaciones
El juicio político en contra del presidente demócrata Bill Clinton se inició el 8 de octubre de 1998. La Cámara de Representantes invocó como causa “crímenes y delitos menores”. Clinton fue acusado de mentir bajo juramento y obstrucción a la justicia.
En el caso del republicano Richard Nixon, el proceso de ‘impeachment’ comenzó en octubre de 1973 cuando el comité judicial de la Cámara de Representantes inició una investigación para acusarlo por “crímenes y delitos menores”, principalmente relacionados con Watergate.
Por su papel en el encubrimiento de aquel caso de espionaje de las oficinas del Partido Demócrata en el complejo de edificios Watergate de Washington DC, Nixon fue acusado de obstrucción de la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso.
Poco más de un siglo antes, el demócrata Andrew Johnson, quien llegó al poder luego del asesinato de Abraham Lincoln, fue sometido a juicio político en 1868, acusado por “altos crímenes y delitos menores”.
Entre los 11 cargos presentados en su contra figuraron el despido del secretario de guerra Edwin Stanton después de que el Senado votara su reincorporación. Además, conspirar para apoderarse, tomar y poseer la propiedad de los Estados Unidos en el Departamento de Guerra y tres discursos con la intención de "intentar deshonrar, ridiculizar, odiar, despreciar y reprochar al Congreso de los Estados Unidos".
Los resultados
Tanto Clinton como Johnson pudieron terminar sus periodos como presidentes, ya que el proceso no alcanzó los votos suficientes en el Senado para su remoción.
“El telón de fondo en ambos casos fue cómo la dignidad y la imagen de la presidencia se vio afectada. Así como está ocurriendo hoy en día con Trump, las causas fueron mucho más allá del perjurio puntual o del puesto del secretario de guerra, se trató de que los presidentes habían comprometido la integridad de su cargo”, explicó Healy.
En diciembre de 1998 la Cámara de Representantes de mayoría republicana aprobó el cargo de perjurio contra Clinton por 228-206 y el de obstrucción a la justicia por un voto de 221-212.
El Senado inició el juicio político en febrero de 1999. El cargo de perjurio fue derrotado por 55 en contra y 45 a favor. El de obstrucción a la justicia falló por 50 a favor y 50 en contra.
En el caso de Johnson, en febrero de 1868 la Cámara de Representantes votó 126-47 por su juicio político. En mayo el Senado truncó el proceso con un voto de 35-19. Luego de 10 días hubo un nuevo intento al sumar dos artículos más al juicio político de Johnson, pero también fracasó.
En cambio, Nixon prefirió renunciar antes que su juicio político pudiera avanzar, seguro de que si se mantenía en la Casa Blanca sería removido forzosamente de la presidencia.
En 1974, antes de que la Cámara de Representantes pudiera votar sobre las resoluciones de juicio político, Nixon hizo pública una transcripción de una de las conversaciones grabadas sobre Watergate, conocida como "Smoking Gun Tape", (la prueba irrefutable) que dejó en claro su complicidad en el encubrimiento. Nixon renunció a la presidencia el 9 de agosto de 1974.
Impacto político
Al anunciar el juicio político en contra de Trump, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi dijo que “nadie está por sobre la ley” y acusó al magnate de “traición al juramento a la oficina, traición de la seguridad nacional y de la integridad de nuestras elecciones“.
Mientras ambos partidos evalúan el impacto que tendrá la decisión de Pelosi en las próximas elecciones, la experiencia previa arroja ciertas luces.
“Después de la salida de Nixon la participación republicana en las elecciones disminuyó y también hubo muchos cambios y realineamientos dentro de ambos partidos”, afirmó Umphres.
“El caso de Clinton es el que más se podría parecer al de Trump, si hablamos del impacto político, ya que ayudó a movilizar la base republicana y hay evidencia que disminuyó la participación demócrata en las elecciones”, agregó.
Expertos como Healy insisten en que es muy difícil hacer una predicción. “No hay garantías de que un juicio político, exitoso o no, cambie la balanza de poder entre el ejecutivo y legislativo. Eso ocurrió después de que Nixon renunció, pero no fue así en el caso de Clinton, tampoco con Johnson. Lo que las personas descubrieron en Watergate es que el abuso de poder fue mucho más allá de Nixon”, explicó.
Un punto seguro en esta batalla de poder, según McLennan, es el impacto en la opinión pública.
“Cuando comenzó la investigación en contra de Nixon 1 de cada 5 estadounidenses estaba a favor de la pesquisa, para al final la mayoría la apoyó. En el caso de Trump las primeras encuestas mostraban un 35% del público a favor de un juicio político y hoy eso ya ha cambiado a 50 y 50%”, detalló.
Fuente: Univisión