Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y sus altos funcionarios se dirigen a la reunión anual de líderes mundiales de las Naciones Unidas esta semana centrados en una agenda estrecha que refleja las preocupaciones políticas internas, el desafío de política exterior planteado por Irán y, por diseño o incumplimiento, una continua desconexión con muchos aliados tradicionales de Estados Unidos sobre el cambio climático.
El Político
Cuando los líderes mundiales se reúnan este lunes para concentrarse en la Cumbre de Acción Climática de la ONU, Estados Unidos enviará a un funcionario del Departamento de Estado de nivel inferior que no hablará, dejándolo en silencio sobre un tema que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha llamado “una amenaza existencial directa” al mundo.
En cambio, el presidente encabezará un evento sobre libertad religiosa, un tema a favor de los evangélicos que forman parte de la base política en la que confía para ganar la reelección. También se espera que Trump y su homólogo japonés anuncien un acuerdo sobre comercio.
El presidente aprovechó la ansiedad económica de los votantes durante su campaña, critica regularmente los acuerdos comerciales “injustos” y promociona los beneficios de los pactos bilaterales que le dan ventaja a Estados Unidos.
El furor por los informes de que Trump presionó al presidente de Ucrania para que investigara al hijo del candidato presidencial demócrata Joe Biden, durante una llamada a principios de este verano, también puede eclipsar la semana del presidente, especialmente el miércoles cuando se reunirá con su homólogo ucraniano Volodymyr Zelensky.
Y si bien Trump y su administración han sido abiertamente escépticos sobre el valor de las organizaciones internacionales y de la ONU en particular, este año se centrarán en presionar a la comunidad mundial para unirse a su esfuerzo por controlar a Irán. Un esfuerzo que podría ser una batalla cuesta arriba, dicen algunos analistas.
La Asamblea General de las Naciones Unidas está teniendo lugar a raíz de un ataque contra instalaciones petroleras sauditas que los rebeldes hutíes con sede en Yemen, encerrados en una guerra en curso con Arabia Saudita y sus aliados por el control del país, dicen que llevaron a cabo. Irán ha negado la responsabilidad, pero la administración Trump insiste en que es a donde corresponde la culpa.
En los próximos días, la administración Trump enfatizará ese punto en la audiencia reunida en Nueva York y enfatizará que la víctima no fue solo Arabia Saudita, sino la comunidad internacional. Los ataques, atribuidos a una flotilla de drones y misiles, afectaron a la planta de procesamiento de petróleo más grande del mundo y a un campo petrolero y elevaron los precios mundiales del petróleo.
“Es importante recordar que el ataque contra las instalaciones de Arabia Saudita es un ataque contra todos”, dijo un funcionario de la Casa Blanca en una llamada con reporteros sobre los planes de la administración para la ONU.
Fuente: CNN