El efectivo es tan escaso en Venezuela, que el gobierno ha limitado el retiro del dinero a las personas y a las empresas, además que intenta que el pago a los pensionados se haga por abono electrónico a sus cuentas y no por entrega del dinero cash.
Para agravar la situación la cantidad de cajeros automáticos en funcionamiento en todo el país está al nivel más bajo en casi siete años.
La Patilla
La cantidad de cajeros automáticos activos en el país cerró en el mes de abril en 9.386, la cifra más baja desde mayo de 2012, que tuvo 9.366 cajeros activos. Desde febrero de 2015, con 10.555 cajeros activos, la cifra ha venido en descenso, saliendo de servicios 1.169 cajeros a abril de 2018, es decir un 11% respecto a febrero de 2015.
Los datos, fueron publicados en un boletín oficial de Banco Central de Venezuela (BCV), una publicación inusual, aunque obligatoria, por parte del BCV, que ha dejado de publicar datos económicos, como el índice nacional de precios al consumidor, la evolución de la base monetaria o la constitución detallada de las reservas internacionales de divisas.
La industria bancaria tiene severas limitaciones para la adquisición o la reposición de los cajeros automáticos, equipos costosos y sofisticados, por el racionamiento de divisas que el régimen de Maduro mantiene en el país.
Por otra parte, la cifra de lectores de tarjetas (Puntos de Venta o POS en inglés) que se utilizan para pasar tarjetas de débito y crédito, y que representa aproximadamente el 40% de las transacciones comerciales en el país, al contrario a la evolución de los cajeros automáticos, tuvo un importante incremento, creciendo unos 165,000 desde 2011. Sin embargo la historia reciente indica un retroceso importante. En los últimos 16 meses, el máximo de puntos de venta activos se alcanzó en noviembre de 2017 con 437.796, para caer a 432.579 en abril de este año, que son 5.217 puntos de venta menos, justo en los momentos de máxima escasez de dinero en efectivo.
La aguda escasez de papel moneda en el país agrava la miseria de los venezolanos, que dependen del efectivo para el transporte público, la gasolina y la compra de alimentos subsidiados, entre muchas otras cosas. Venezuela presenta una de las peores condiciones de conexiones vía internet (que usan los puntos de venta) en el continente americano, además de constantes apagones que inutilizan el uso tanto de los cajeros automáticos como de los puntos de venta.
La introducción de una nueva moneda con cinco ceros menos, el bolívar soberano, ha hecho poco por aliviar la situación. Los ciudadanos comienzan a formar largas colas fuera de las sucursales bancarias durante la madrugada y en algunos casos pagan recargos del 200% por papel moneda en Caracas. Cuando ya no hay opciones, a menudo se entrega a los camareros o personal de servicio en gasolineras una galleta o un cigarrillo como propina.
La hiperinflación en Venezuela superará 1.000.000% para finales del año, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Ayer la Asamblea Nacional de Venezuela, publicó que la variación de precios en el mes de agosto, alcanzó un récord histórico, con una incremento del 223,1% en el indice general de precios.
Mientras las políticas socialista de Nicolás Maduro y un gasto descontrolado del Gobierno destrozan la economía del que fue en el pasado uno de los países más ricos de América Latina. La escasez de alimentos y medicinas están a la orden del día, las interrupciones energéticas son constantes y el agua corriente se ha convertido en un lujo.
Con el notable fallo de poner en circulación los billetes y monedas del nuevo cono monetario, y las limitaciones de cajeros y puntos de venta, el dinero muere en Venezuela. “Y una de las muchas moralejas de la tragedia venezolana es que son los más pobres, los que no tienen cuentas bancarias, los que más sufren cuando el dinero muere”, como lo afirmara Jason Mitchell en The Spectator.
Fuente: La Patilla