115 gramos es lo que pesa un millón de bolívares en billetes de 10.000. Es un grueso fajo de 100 unidades que los comerciantes de divisas prefieren pesar en lugar de contar.
Su valor de cambio en dólares o pesos colombianos en principio está determinado por las tasas de cambio oficial y las del mercado paralelo.
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— El Político (@elpoliticonews) March 23, 2018
Pero por el solo hecho de estar en efectivo “contante y sonante”, en estos momentos ese fajo puede costar hasta el doble en bolívares para un venezolano necesitado de billetes en la mano, tal y como constató María Zavarce.
Esta venezolana tuvo que transferir dos millones de bolívares desde su cuenta para que le entregaran tan solo un millón en billetes.
“No conseguimos efectivo en Venezuela, por eso yo tuve que regalar un millón para que me dieran efectivo en el mercado negro”, le cuenta a BBC Mundo, molesta.
Con ese dinero, y las remesas que le mandó de su hermano de Perú, Zavarce logró costear el viaje de su hermana y su esposo desde Yaritagua (en el norte de Venezuela) hasta Cúcuta, en el lado colombiano de la frontera.
A partir de allí, el plan es emprender un viaje de seis días hasta Lima, donde todos esperan empezar una nueva vida.
Dos millones por un millón
Las enormes dificultades para conseguir billetes en Venezuela provocaron la aparición de especuladores que venden bolívares en efectivo a precios que pueden alcanzar un aumento de hasta un 120% de su valor nominal.
Esa actividad especulativa no está regulada en Venezuela ni en la vecina Colombia, como sí lo están los cambios entre las monedas de ambos países.
Este jueves, el gobierno venezolano anunció que, a partir del 4 de junio próximo, le quitaría tres ceros al bolívar y por lo tanto emitiría nuevos billetes como una medida para combatir la inflación pero también para evitar la extracción de efectivo hacia Colombia.
Cuando ella y su familia cruzaron desde Yaritagua hasta Cúcuta necesitaban el efectivo para comprar algo de comida en las paradas que hacía el bus.
De poco o nada les habrían servido las tarjetas bancarias en la mitad del camino y por eso María tuvo que darle un millón de bolívares de más a los que le vendieron los billetes.
“Cuesta tanto conseguir dinero y los venezolanos tenemos que regalarlo para conseguir billetes. Se aprovechan de la situación que estamos pasando“, lamenta Zavarce.
Y no es la única que opina así.
Para constatarlo basta sentarse unas horas en el Parque Santander de Cúcuta y conversar con los cientos de venezolanos allí presentes.