El Político.- Filas interminables. Colas que se arman en cada esquina donde hay un supermercado, una farmacia o un banco. Hoy, en Venezuela, conseguir alimentos, medicinas básicas y dinero en efectivo es una odisea que lleva muchas horas del día.
Los caraqueños deambulan por la ciudad en busca de pan, arroz, azúcar y harina pan, la harina de maíz que se utiliza para hacer las arepas, base de la dieta local. Según sea la terminación de su número de documento, un día a la semana pueden intentar comprar alimentos a precios controlados. Los que terminan en 0 y 1 hacen fila los lunes. Los que terminan en 2 y 3, los martes, y así… Pero no hay ninguna garantía de que ese día esté disponible el alimento buscado o de que aún quede algo cuando llega el turno de uno. Si no, habrá que seguir la recorrida y hacer otra fila, y otra, y otra más…
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— El Político (@elpoliticonews) September 18, 2017
En el supermercado Luz del Chacao, la cola se extiende unos 20 metros hacia cada lado de la esquina. Dos mujeres cuentan a Infobae sus penurias para conseguir arroz y responsabilizaban a Nicolás Maduro. Si no logran comprarlo allí a 6.000 bolívares (USD 0,3) el kilo, deberán recurrir a los "bachaqueros", el circuito de puesteros que venden a granel en el mercado negro los productos faltantes. Un mercado negro que funciona a plena luz del día y en distintos puntos de la ciudad conocidos por todos, con la complicidad de las autoridades.
Allí, la misma bolsa de arroz cuesta entre 3 y 5 veces más cara. Al lado, en la misma fila, una tercera mujer apunta en cambio por el desabastecimiento a los "empresarios especuladores" mientras reclama "más controles" por parte del gobierno. Hay un conato de discusión.
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