Más de 100.000 migrantes y refugiados llegaron desde enero a Europa cruzando el mar Mediterráneo, y 2.247 perdieron la vida o desaparecieron al intentar la travesía, anunció la ONU en Ginebra, en medio de tensiones entre países para afrontar la crisis migratoria.
Unos 85.000 llegaron a las costas italianas, y cerca de 9.300 a Grecia, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Además, unos 6.300 desembarcaron en España.
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En total, la OIM cifra en 101.210 las llegadas. El viernes pasado anunció 95.768, pero sin haber actualizado los datos de España.
En el mismo periodo de 2016 –entre el 1 de enero y el 3 de julio– las llegadas a Europa fueron dos veces más numerosas (231.503).
Pero la diferencia este año es que casi 85% de los migrantes desembarcaron en Italia –mayoritariamente procedentes de Libia–, mientras que en 2016 la mayoría lo hizo en Grecia.
El director general de la OIM William Lacy Swing ha exhortado a los miembros de la UE a ayudar a los países del sur de Europa a acoger y asistir a los migrantes rescatados en el mar.
Este asunto "no puede ser visto como un problema solamente para Italia, sino como una cuestión (que afecta a) toda Europa", aseguró.
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La agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) aseguró que los migrantes son un peso "insoportable" para Italia y pidió un sistema de reparto entre los países europeos.
Para ello es necesario poner en marcha un "mecanismo regional de desembarco" de migrantes. "No es realista que Italia tenga la responsabilidad de ocuparse del desembarco de todo el mundo", dijo a la prensa Vincent Cochetel, el enviado especial del Acnur para el Mediterráneo central, pidiendo "más solidaridad".
Italia ha urgido a los demás países europeos a abrir sus puertos a los barcos que socorren a los migrantes para reducir la carga que sufre Roma.