Con posturas claras sobre la independencia que tienen y sin opiniones sobre la implementación del Acuerdo de paz; los tres candidatos a magistrado de la Corte Constitucional: Diana Fajardo, Alejandro Ramelli y Álvaro Motta, expusieron ayer sus ideas ante la audiencia que realizó el Senado de la República.
Esta elección, que se desarrollará, se da en momentos en que el panorama, que debería ser eminentemente jurídico, se mezcló con la controversia política. Muchos cifran sus temores en lo sucedido con el recientemente elegido magistrado Carlos Bernal, quien una vez llegó a la Corte decidió darle la espalda al Gobierno con el apoyo requerido para que el fast track pasara sin traumatismo en el análisis del alto tribunal.
Una de las primeras voces que se escucharon en esta pugna política fue la del senador Armando Benedetti, quien señaló que desde la derecha se impulsa al sucesor del magistrado saliente Luis Ernesto Vargas, para “volver trizas el Acuerdo de paz”, como ha dicho el exministro Fernando Londono.
En ese contexto se mencionó el nombre de Motta, como el candidato de la derecha y el de Fajardo como la candidata del Gobierno. Según Benedetti, si ella no es la ungida, las Farc podrían pararse de la mesa, o inclusive, que sin ella en la Corte la implementación no está garantizada.
Al respecto, el presidente de la Corte Constitucional, Humberto Sierra Porto, dijo que los anuncios de Benedetti “no tienen sentido” pues considera que los tres aspirantes están en capacidad de asumir el cargo. En este caso, lo importante -señaló Sierra- es escoger a quien cumpla con los requisitos de ley. Destacó que las calidades humanas y profesionales ya están presentes en los candidatos.
El expresidente del mismo tribunal, Alfredo Beltrán, se refirió en la misma línea de Porto, que el perfil del nuevo magistrado debe ser dinámico para que se acople a la versatibilidad de la Constitución Política”. Además aseguró que los pronunciamientos hechos por el senador Benedetti obedecen a una postura “política válida para cualquier miembro del Congreso”.
Frente al tema, el presidente del Senado, Mauricio Lizcano, consideró como una situación equivocada la solicitud de Benedetti, y aseguró que habrá independencia en la elección.
Al respecto, Fajardo sostuvo que no representa a ninguna tendencia y que su postulación se dio por su hoja de vida profesional. Ramelli manifestó, por su parte, que es completamente independiente, incluso citó la experiencia laboral cuando estuvo en la Fiscalía General y destacó que se negó a que le pagaran un millonario contrato a la asesora Natalia Springer, el cual posteriormente sí fue pagado por orden del fiscal Eduardo Montealegre. También el candidato Motta, resaltó su independencia, y negó que él sea el candidato del exprocurador Alejandro Ordóñez.
Es de anotar que los tres juristas coincidieron en reiterar que llegarán con independencia a la Corte y que no representan a ningún sector político.
La paz como derecho
Los tres candidatos no se refirieron de fondo al tema de la implementación del Acuerdo debido a que si son elegidos se deberían impedir, sin embargo, sí expresaron planteamientos en concreto sobre el derecho de la paz.
Fajardo recordó que estuvo muy de cerca de la expedición de la nueva Constitución Política, como también que acompañó la reincorporación del M-19, que se desmovilizó como guerrilla. La postulada también expresó que la Corte debe mirar hacia donde van sus fallos, que verifiquen que se estén cumpliendo y que en situaciones como la denominada sustitución de poderes, es un asunto que debe ocurrir en muy contadas excepciones.
El aspirante Ramelli consideró que se debe tener mucho cuidado en que la justicia transicional se pueda armonizar muy bien con la justicia ordinaria, aunque insistió en que no deben quedar por fuera temas como los crímenes de guerra, entre otros.
Por último, el postulado Motta indicó que la labor principal de la Corte será siempre defender los derechos de los ciudadanos por encima de las pretensiones de cualquier gobierno.
Con información de El Colombiano