El submarino británico de propulsión nuclear HMS Ambush,que el pasado día 20 sufrió daños al colisionar con un mercante en aguas del Estrecho, está siendo desarmado de todos sus misiles y torpedos en Gibraltar. Un portavoz de la Royal Navy ha declarado que el sumergible saldrá del Peñón “en cuanto se completen los trabajos en curso”, sin precisar la fecha ni naturaleza de los mismos. Un portavoz del Ministerio español de Asuntos Exteriores indicó a EL PAÍS que se ha reiterado al Reino Unido la petición para que ofrezca explicaciones sobre el alcance de los daños y su eventual reparación en el Peñón.
Las labores de desarme del sumergible, que atracó en el puerto gibraltareño hace ya una semana, eran visibles este miércoles. Con ayuda de una grúa pluma portátil, se procedió a retirarle el armamento, incluidos los misiles de crucero Tomahawk, los torpedos Spearfish o los misiles antibuque Harpoon con los que está equipado.
Entre las ocho de la mañana y las cinco de la tarde, la Autoridad Portuaria del Peñón estableció una “zona de exclusión” de 200 metros, en torno al HMS Ambush, para proceder al traslado de “materiales peligrosos”, y la entrada sur del puerto quedó cerrada a los buques civiles.
La zona se encontraba acordonada con boyas desde el pasado el lunes, pero no fue hasta este miércoles cuando comenzaron a trabajar los técnicos de BAE Systems Mariteme llegados desde Barrow-in Furnes, la localidad británica que alberga el astillero donde se construyó el submarino, bajo la coordinación del Ministerio de Defensa británico.
LONDRES PROMETIÓ QUE NO HABRÍA OTRO ‘TIRELESS’
La sombra del HMS Tireless planea sobre el HMS Ambush. Cuando en mayo de 2001, después de 11 meses atracado en Gibraltar, el submarino nuclear se marchó, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, aseguró que había pedido a su homólogo británico, Robin Cook, que “no se volvieran a reparar submarinos nucleares en las instalaciones de Gibraltar”, a lo que este respondió con su “clara determinación” de evitar que se repitiera. Para sellar este compromiso se anunció el desmantelamiento “inmediato” de las instalaciones que sirvieron para reparar la grieta detectada en el circuito primario de refrigeración de su reactor.
No siempre el Gobierno del PP fue tan contundente. Durante la visita a Madrid del entonces premier británico Tony Blair, el 27 de octubre de 2000, 161 días después de la llegada del Tireless al Peñón, el presidente José María Aznar se tomó a chanza una pregunta sobre el caso. “Evidentemente, era más divertido cuando cantábamos submarino amarillo”, contestó.
“El submarino sufrió algún daño externo y su alcance está siendo investigado, No podemos aportar detalles específicos, pero el submarino es totalmente seguro. Una revisión exhaustiva del HMS Ambush ha mostrado que el reactor es seguro y que no hubo ningún aumento de radiación en la zona como resultado del incidente”, agregó el portavoz de la Royal Navy.
Dicho portavoz indicó que el sumergible abandonará Gibraltar “tan pronto como se completen los trabajos en curso”, pero no especificó la fecha de salida ni la naturaleza de dichos trabajos; es decir, si se trata solo de evaluar el alcance de los daños o de repararlos.
Fuentes diplomáticas indicaron a EL PAÍS que, según las informaciones facilitadas por el Reino Unido, el reactor nuclear del submarino no resultó afectado, pero sí podría haberlo sido alguno de sus instrumentos de navegación, lo que le impediría regresar a su base de Faslane (Escocia) sin proceder primero a su reparación. Las fotografías muestran que el submarino resultó gravemente dañado en la vela, la torre situada sobre el puro que emerge cuando navega en superficie, donde se aprecia una profunda mella, aunque se ha cubierto con un andamio.
Sin embargo, un portavoz del Ministerio español de Asuntos Exteriores indicó a EL PAÍS que no se ha recibido información oficial por parte del Reino Unido sobre el alcance de la avería y los trabajos que se realizan en El Peñón, por lo que se ha reiterado la petición de explicaciones.
Por su parte, el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, se esforzó por trasladar un mensaje de “tranquilidad y seguridad”, subrayando las “garantías” que han ofrecido las autoridades británicas sobre que el incidente no ha afectado al reactor nuclear ni ha supuesto riesgo para la población. Sanz subrayó que, aunque la causa del accidente se sigue investigando, tanto las mediciones realizadas por el Consejo de Seguridad Nuclear y la Armada como las que ha llevado a cabo la asociación ecologista Verdemar coinciden en que no se ha producido un aumento de los niveles de radiación en la zona.
Antonio Muñoz, responsable de dicha asociación en el Campo de Gibraltar, recordó que las instalaciones portuarias de Gibraltar tienen una clasificación Z, lo que significa que los submarinos nucleares solo pueden realizar escalas de descanso y avituallamiento, pero no efectuar reparaciones, reservadas a los puertos de categoría X.
Con información de El País