Colombia sepulta decenas de las 273 víctimas que hasta ahora ha dejado una feroz avalancha en la sureña ciudad amazónica de Mocoa, mientras alista las tareas de reconstrucción, aún con el lodo en los zapatos y la pena a cuestas.
El panorama en la capital del departamento del Putumayo aún es de barro y destrucción. Y dolor, por los 273 fallecidos y 262 heridos, según el parte entregado por el presidente Juan Manuel Santos.
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Vendedores ambulantes se pasean por las devastadas calles ofreciendo velas y linternas. La ciudad aún no cuenta con agua corriente y tiene al 80% de su población sin energía eléctrica. Hay plantas potabilizadoras y generadores de emergencia.
Unos caminan con mascarillas para cubrirse de la polvareda que se levanta mientras el barro se seca. Otros regresaron a sus hogares a recoger lo poco que queda.
Entre ellos Adelina Moreno, de 51 años, que mientras recuerda a los "muchos" de sus vecinos muertos, empaca su nevera, unos cajones y elementos de cocina.
"Aquí nos quedamos parados", dijo a AFP señalando el andén frente a su casa, de paredes rojas y la única de la manzana que quedó en pie. "La avalancha se vino por un lado y por otro y nosotros aquí, rezando", afirmó Moreno, que ahora vive en un refugio.
Acelerar la identificación
Santos, que pasó la noche en Mocoa y este martes continúa en las reuniones para coordinar las labores de ayuda y reconstrucción, informó que al menos un centenar de cadáveres ya ha sido entregado a los familiares.
Pero algunos deudos aún esperaban los cuerpos de sus familiares para llorarlos en paz.
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"La niña está identificada con el número 2, fue la segunda que recuperaron y estaba enterita, se le reconocía, pero aún no nos la han entregado. Ni a ella ni a dos primitos más. Están todos morados, casi negros, hinchados, ¿por qué no nos los entregaron?", se queja Mercy Perengüez, de 33 años.
Su familia ya mandó cavar los tres hoyos para enterrar a esos niños de 6, 11 y 13 años. Ellos son algunos de los 43 menores que perdieron la vida en esta tragedia.
Para acelerar las tareas de identificación, la Fiscalía envió a Mocoa un equipo de 45 investigadores en criminalística. Según el Instituto de Medicina Legal, ya han sido identificados 108 cuerpos.
Buscando supervivientes
El alud desatado sobre la medianoche del viernes por el desborde de tres ríos tras fuertes lluvias, también ha afectado a unos 45.000 de los casi 70.000 habitantes de Mocoa, según dijo a AFP la gobernadora del Putumayo, Sorrel Aroca.
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Ahora la lluvia es de penas. Ramiro Mora deambula con el rostro cubierto por un tapabocas, que deja ver sus ojos enrojecidos. Pregunta por su hija Rudy, de 18 años, a quien se llevó la avalancha.
"Estábamos todos cogidos de la mano (él y sus tres hijos) cuando la escuché decir ayúdeme, ayúdeme, pero no pude porque estábamos tapados" en el lodo, cuenta sobre la última vez que la vio.
La búsqueda de supervivientes aún continua. Aunque, como explican los rescatistas, en catástrofes como estas la ventana para encontrar personas vivas se cierra 72 horas después.
Se desconoce el número de desaparecidos, aunque la Cruz Roja Colombiana tiene abiertos 311 casos de personas que buscan a su familiares.
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Este alud, que según un estudio podría repetirse en 385 sitios más de Colombia, supera al último gran desastre natural en el país, un deslave en Salgar que mató a 92 personas en mayo de 2015.
Con información de AFP