La operadora francesa Vinci, la alemana Fraport y la suiza Zúrich se adjudicaron el jueves las concesiones para operar los aeropuertos de las ciudades brasileñas de Porto Alegre, Salvador, Fortaleza y Florianópolis en una subasta que constituía una test para el modelo de concesiones del presidente Michel Temer.
Redacción El Político
Fraport (Frankfurt Airport Services) venció la disputa para operar los aeropuertos de Porto Alegre y Fortaleza, Vince Airports será el operador en los próximos 30 años del aeropuerto de Salvador, y Zúrich International Airport se adjudicó la concesión para administrar también por 30 años el terminal de Florianópolis, señala EFE.
Las tres operadoras europeas, entre las mayores del mundo y las únicas que participaron en la subasta, hicieron ofertas por las concesiones por un total de 3.720 millones de reales (unos 1.200 millones de dólares), valor en un 23,42 % superior al mínimo exigido por el Gobierno por las cuatro licencias (3.014 millones de reales o 972 millones de dólares).
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Además de pagar por las concesiones, los vencedores en la subasta se comprometieron a hacer inversiones de modernización y ampliación en los cuatro terminales por un valor de 6.613 millones de reales (unos 2.133,2 millones de dólares).
El resultado de una subasta en que se adjudicaron los cuatro aeropuertos ofrecidos, disputada por importantes grupos internacionales y que le dejó al Gobierno un sobreprecio del 23,42 % fue inmediatamente conmemorado por el jefe de Estado.
"Éxito en la subasta de los aeropuertos. Reconquistamos la credibilidad en el escenario internacional", afirmó en un mensaje en Twitter el presidente, que en las últimas semanas ha estado a la defensiva por un gigantesco escándalo de corrupción que salpica a varios de sus ministros y a sus principales correligionarios.
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El gobernante atribuyó el resultado de la subasta al nuevo modelo de concesiones puesto en marcha por el Gobierno desde que asumió la Presidencia, en agosto pasado y para sustituir a Dilma Rousseff, destituida por el Congreso por violaciones a las normas fiscales.
El nuevo modelo, que busca aumentar el interés de los inversores, elimina la exigencia del concesionario de asociarse a una empresa estatal brasileña, alarga el plazo de pago por la concesión y ofrece garantías ante problemas cambiarios.
La concesión de los aeropuertos era considerada por el mercado como una prueba para ese nuevo modelo, ya que fue la primera subasta de una ambiciosa lista de servicios e infraestructuras que Temer quiere privatizar u ofrecer en concesión.