Siete puntos de discusión marcan el nuevo proceso de diálogo entre gobierno y oposición de Venezuela que inició formalmente el viernes en México.
El Político
Tras el fracaso de negociaciones anteriores, la última de ella en Barbados hace dos años, todas las miradas se centran ahora en este nuevo intento para tratar de dar solución a la creciente crisis política, económica y social que azota a Venezuela.
De nuevo con la mediación del gobierno de Noruega, ambas partes firmaron un memorando de entendimiento en el que afirman estar dispuestos a acordar las condiciones necesarias para celebrar elecciones en el país “con todas las garantías” y subrayan la necesidad de que sean levantadas las sanciones internacionales contra Venezuela, reportó la BBC.
Claves del diálogo
Y en el inicio simbólico de esta nueva ronda de discusiones, los representantes de las delegaciones mostraron, al menos de cara al público, la mejor de sus intenciones por llegar ahora sí a un acuerdo tras años de enfrentamiento.
“Esta firma significa mucho, significa todo, porque significa esperanza”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional venezolana y representante de la delegación del gobierno, Jorge Rodríguez.
“Ya sabemos en qué no estamos de acuerdo (…). El trabajo ahora es buscar dónde encontramos puntos de confluencia para garantizar el porvenir y la felicidad del pueblo de Venezuela”, aseguró.
1. Levantamiento de sanciones internacionales
El “levantamiento de las sanciones y la restauración de derecho a activos” es uno de los siete puntos de la agenda acordada por ambas partes para el diálogo en México.
La difícil situación económica por la que atraviesa el país hace que el tema de las sanciones sobre funcionarios y empresas venezolanas sea una de las prioridades para el gobierno de Nicolás Maduro.
También exigirá la administración de los activos congelados de Venezuela en el exterior. Ya en mayo adelantó que una de sus condiciones era “la devolución de cuentas bancarias a Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el Banco Central”.
Otro requisito anunciado previamente por Maduro fue el “reconocimiento pleno” de la Asamblea Nacional y los poderes del país que en la agenda del diálogo quedó plasmado como “Respeto al Estado Constitucional de Derecho”.
2. Celebración de elecciones con garantías
Por su parte, la oposición llega al diálogo con el objetivo de alcanzar un “acuerdo de salvación nacional” que permita superar la grave crisis que vive el país.
Entre los puntos de la negociación se contemplan “garantías electorales para todos” y un “cronograma electoral para elecciones observables”.
El opositor Juan Guaidó ya había exigido “condiciones para elecciones libres y justas” como uno de sus principales reclamos, sin pedir ahora la inmediata salida de Maduro del poder como sí ha hecho anteriormente.
La oposición llega a este diálogo en México sin la fuerza y respaldo que disfrutaba cuando Guaidó se proclamó “presidente encargado” del país en 2019 y tras la pérdida formal este año de la Asamblea Nacional como su último bastión tras no participar en los comicios legislativos de finales de 2020.
3. Ayuda humanitaria
La población venezolana, que en parte mira con incertidumbre este diálogo tras los fracasos de cumbres anteriores, es la que continúa sufriendo la peor crisis de su historia reciente.
A los largos años de recesión, hiperinflación y pérdida de poder adquisitivo que contribuyeron a que millones de personas abandonaran Venezuela, desde el año pasado se sumó el impacto de la pandemia de covid-19 que acentuó aún más las dificultades.
La ayuda humanitaria será por lo tanto otra de las claves de este diálogo.
El pasado abril, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU -que clasificó a Venezuela entre los cuatro países del mundo; con mayor inseguridad alimentaria- llegó a un acuerdo con el gobierno para mitigar la crisis alimentaria que afecta especialmente a los niños.
4. El papel de México como anfitrión del diálogo
Los representantes de ambas delegaciones reconocieron este viernes el papel de México a la hora de acoger la celebración de este encuentro.
“Queremos agradecer a nuestros anfitriones, que hacen gala de una manera de hacer diplomacia; que garantiza el respeto al derecho de los demás, a la soberanía y a la autodeterminación”, declaró Rodríguez.
Pese a que el expresidente Enrique Peña Nieto trabajó para convencer a otros países de que abandonaran su apoyo al gobierno de Maduro; la llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder supuso para México un regreso a la política exterior de no intervención.
“La mejor política exterior es la interior”, es una de sus frases más repetidas.
Con su postura, AMLO recuperó las bases de la doctrina Estrada, una práctica promulgada en 1930; y consagrada después en la Constitución que colocó los principios de libre autodeterminación de los pueblos; y de no injerencia en asuntos internos de otros países como elementos clave de la diplomacia de México.